julio 07, 2007

¿Qué es al final Cuba?







Qué es al final de cuentas el “problema cubano”. ¿Una dictadura vetusta y obstinada que sobrevivió al colapso general del comunismo en el mundo? Si, claro que es eso. Y también es un país con un sistema político sustentado en un sistema de valores invertidos. Todo y todos en función del gobierno y en medio de todas las ficciones colectivistas posibles. Una puesta en escena, una negación de la realidad. Un país que consume todavía el capital que queda de antes que llegara el comunismo, los mismos autos, los mismos edificios, las mismas máquinas, pero agotadas. Es un lugar donde no está permitido disentir, donde se persigue a los distintos y se los tortura, donde la opinión es crimen. Todo eso también es el problema cubano. Y también lo que queda de la guerra fría y las víctimas a las que el mundo les da la espalda.
También es un objeto de análisis para quienes nos interesamos por esos temas. Algo que nos moviliza a actuar porque nos resulta injusto.
Difícil de superar semejante lista. Pero lo que pasa en Cuba desde hace más de cuarenta años es mucho más que eso. Porque no es un crimen “contra la humanidad” como es tan moderno afirmar. Ojalá fuera un daño a la humanidad como un todo porque esa entelequia como tal no le importa a nadie.
Es esto Cuba para mi: La eliminación de millones de individuos como proyectos de vida particulares.
La vida humana no es subsistencia, ni respiración, ni meros latidos de un musculo. La vida humana es creación y autoafirmación, diferenciación e independencia. Cada una tiene sentido universal. Un individuo vale tanto como el resto de ellos juntos y eso es algo que hemos heredado del cristianismo como un valor prístino.
Vivimos tal vez noventa años en total, unos lo harán más, otros lo harán menos. Puede ser que haya algo después de esto, nos falta información para afirmarlo, pero la vida que conocemos, en la que nos jugamos, establecemos vínculos y los rompemos o los perdemos, elegimos valores y los seguimos golpeándonos con varias paredes es ésta.
La vida es una aventura personal que dura bastante poco. Los cubanos por varias generaciones han sido privados de vivir como humanos. Muchos proyectos de vida han sido asesinados y tal parece que para los que eligen una vida parasitaria no ha sido suficiente. Proyectos de algunos que entienden de cuestiones políticas y de otros para los cuales es un misterio parecido a la brujería.
Esto lo descubrí al visitar la Isla, al darme el lujo de hablar de Alberdi en un país en el que los propios compañeros de revolución del dictador fueron eliminados de la historia por no prestarse a una complicidad total e incondicional con su horror. Porque “los cubanos” como otra entelequia más adquirieron nombre y apellido y sus historias se hicieron imposibles de soportar como frustración. Las causas que no existen aplastan a las personas que si existen.
Con personas brillantes en algunos campos del saber y con una enorme avidez por entender aquello que les fue escondido como el fruto prohibido, tuve larguísimas conversaciones sobre algo tan humano y vital como el lucro, para explicarles algo que acá tampoco se entiende pero al menos está permitido aún practicar. Que el lucro es la alternativa única al servicio gratuito, es decir, a la esclavitud. Eran mucho más conscientes de la imperiosa necesidad de adquirir este concepto que aquellos a los que les está permitido trabajar, pensar y sentir para sí mismos.
Esas personas que no tenían una causa sino una vida pusieron un sello en mi propia experiencia definitivo y también los amigos que se liberaron y el movimiento de Bibliotecas Independientes que asoma en el medio del silencio para darle otro final a la historia. Cuba es eso para mi.



Autor: José Benegas


Fuente: La Historia Paralela

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