octubre 28, 2007

“Lo que estamos viviendo en Argentina no es libertad”

El diario peruano "Correo" entrevistó a Rosa Pelz, editora de las obras de Ayn Rand en Argentina. La editora advierte sobre la peligrosa situación en la nación gaucha, según los términos de este diario.

“Cada hombre es un fin en si mismo y no el medio para los fines de otros”. El mensaje central de la obra de la periodista, novelista y filósofa liberal ruso-americana Ayn Rand (Alice Rosenbaum) llega al Perú a través de su novela más importante, La Rebelión de Atlas. Correo conversó con Rosa Pelz, responsable de la traducción y difusión de esta obra.
Correo: ¿Qué es lo que más le impactó del pensamiento de Ayn Rand?
Rosa Pelz: Una declaración de libertad, que si bien formuló en primera persona, es una invitación permanente para todos sus lectores: “Juro por mi vida y mi amor por ella, que jamás viviré para nadie ni exigiré que nadie viva para mí”.

C: Una exaltación al egoísmo.
R.P.: El interés personal es lo que mueve al mundo, aunque lo quieran disfrazar. Los países que caminan hacia el progreso son los que dan la mayor libertad a sus ciudadanos, para que ellos se labren su propio destino. Los que están del otro lado, los que creen que los intereses de esa masa informe llamada pueblo, que no piensa ni decide nada, está por encima de la persona, vemos una y otra vez que terminan en una dictadura.
C: ¿Una novela de ficción política como La Rebelión de Atlas, sigue teniendo vigencia luego de cincuenta años?
R.P.: Definitivamente. Las amenazas a la libertad que Rand pudo y supo ver en los Estados Unidos de entonces, las podría repasar hoy aquí en Latinoamérica con esta ola de totalitarismo encubierto en la que estamos inmersos. El alma humana no ha cambiado en su profundidad.

C: ¿De qué tipo de amenazas hablamos?
R.P.: No olvidemos que Rand vivió en carne propia el despojo de la revolución bolchevique y como tantos otros que muestran con las piernas la disconformidad que tienen en la cabeza, se fue al único país que ofrecía libertad y posibilidades a los inmigrantes. Cuando vio cómo el país de las oportunidades comenzaba a adorar la ideología del socialismo, se propuso sacar a la gente de su ignorancia. Se dio cuenta de que el común de las personas no era capaz de ver hacia donde los llevaría ese camino de mentiras y engaños. Por eso espero que la difusión de la edición en español de su novela nos ayude a los latinoamericanos a quitarnos esa misma venda de los ojos.

C: ¿La venda de la revolución chavista?
R.P.: Y la del resto de sus adláteres de Bolivia y Ecuador, y esperemos que de la Argentina. Hay un dato que te revela el peligro del que hablo de modo palpable. En la Venezuela de los pozos petroleros, la asignación de vivienda es de tres personas por habitación, exactamente igual que en la Unión Soviética de Lenin.

C: ¿Por qué ese temor a que Argentina recorra el mismo camino?
R.P.: Lo digo por el continuo incremento de la intervención estatal a través de subsidios y controles de precios, lo que demuestra que no entienden ni los principios más básicos de la ciencia económica, o si los entienden lo disimulan bastante bien. Encima piensan que pueden engañar manipulando las cifras de la inflación. En fin, vivimos un momento dramático...

C: A pesar de lo cual la esposa del Presidente se llevará la victoria en primera vuelta
R.P.: Vamos a ver. Voluntades compradas en forma espuria, gente que acude a los mítines por una coca cola y un sándwich, no es una fuente segura de respaldo. Estaremos muy alertas de que no ocurran actos de corrupción como en elecciones anteriores. Lo que estamos viviendo en Argentina no es libertad. Es una situación muy peligrosa y no sé para dónde va a derivar. Cristina no tiene experiencia de gobierno, ni maneja un partido organizado. Si Kirchner cree que lo único que se necesita para ser Presidente es ser su esposa, habría que recordarle la suerte de Isabelita.

C: ¿El libro de Rand es una cerrada defensa del empresariado, como el agente creador de riqueza?
R.P.: Más que del empresario, del emprendedor, del creador, del inventor, del hombre que tiene una ambición y pone todo lo que hay que poner para llevar adelante su idea, jugándosela por entero. Cuando una persona toma una determinación de ese nivel, las fuerzas del universo se ponen a favor y en contra para templar, y esta novela las muestra de manera esclarecedora. Si tuviera que resumir en una sola idea lo que más me impactó de su lectura tendría que decir que fue esta idea de que uno no puede vivir echándole la culpa a otros de nuestros problemas, algo en lo que los latinoamericanos somos campeones.

C: Como siempre, la conclusión será que hay que eliminar al Estado.
R.P.: El Estado en sí no es el malvado. El problema son los que manejan los hilos del poder poniendo trabas a la competencia, formando cárteles y apropiándose de los bienes que al estar en manos privadas se ponían en movimiento para crear más riqueza... Mientras en Latinoamericana sigamos creyendo que la riqueza no se crea con trabajo e inteligencia, sino que es un stock fijo del que unos se apropian en demasía en perjuicio del resto, seguiremos estancados.

C: Es curioso, pero quienes propagan el chavismo también coinciden en que el Estado no es el problema sino la vieja burguesía que lo manipula...
R.P.: Y resulta que entre el manejo anterior y el nuevo transcurre un lapso de tiempo y los males continúan o empeoran. La realidad muestra, en cualquier Estado intervencionista y totalitario, cómo vive el pueblo. Basta una visita a Cuba para darse cuenta de la peor de sus consecuencias, la degradación humana de un pueblo que vive con temor, que prefiere enfrentarse a los tiburones que seguir viviendo en su patria, con una juventud que no tiene nada por qué luchar, sólo esperar lo que algún pariente en los Estados Unidos le envíe. La gente vota con los pies y cuando tantos quieren irse es porque algo pasa. “Cada hombre es un fin en si mismo y no el medio para los fines de otros”. El mensaje central de la obra de la periodista, novelista y filósofa liberal ruso-americana Ayn Rand (Alice Rosenbaum) llega al Perú a través de su novela más importante, La Rebelión de Atlas. Correo conversó con Rosa Pelz, responsable de la traducción y difusión de esta obra.
Correo: ¿Qué es lo que más le impactó del pensamiento de Ayn Rand?
Rosa Pelz: Una declaración de libertad, que si bien formuló en primera persona, es una invitación permanente para todos sus lectores: “Juro por mi vida y mi amor por ella, que jamás viviré para nadie ni exigiré que nadie viva para mí”.

C: Una exaltación al egoísmo.
R.P.: El interés personal es lo que mueve al mundo, aunque lo quieran disfrazar. Los países que caminan hacia el progreso son los que dan la mayor libertad a sus ciudadanos, para que ellos se labren su propio destino. Los que están del otro lado, los que creen que los intereses de esa masa informe llamada pueblo, que no piensa ni decide nada, está por encima de la persona, vemos una y otra vez que terminan en una dictadura.
C: ¿Una novela de ficción política como La Rebelión de Atlas, sigue teniendo vigencia luego de cincuenta años?
R.P.: Definitivamente. Las amenazas a la libertad que Rand pudo y supo ver en los Estados Unidos de entonces, las podría repasar hoy aquí en Latinoamérica con esta ola de totalitarismo encubierto en la que estamos inmersos. El alma humana no ha cambiado en su profundidad.

C: ¿De qué tipo de amenazas hablamos?
R.P.: No olvidemos que Rand vivió en carne propia el despojo de la revolución bolchevique y como tantos otros que muestran con las piernas la disconformidad que tienen en la cabeza, se fue al único país que ofrecía libertad y posibilidades a los inmigrantes. Cuando vio cómo el país de las oportunidades comenzaba a adorar la ideología del socialismo, se propuso sacar a la gente de su ignorancia. Se dio cuenta de que el común de las personas no era capaz de ver hacia donde los llevaría ese camino de mentiras y engaños. Por eso espero que la difusión de la edición en español de su novela nos ayude a los latinoamericanos a quitarnos esa misma venda de los ojos.

C: ¿La venda de la revolución chavista?
R.P.: Y la del resto de sus adláteres de Bolivia y Ecuador, y esperemos que de la Argentina. Hay un dato que te revela el peligro del que hablo de modo palpable. En la Venezuela de los pozos petroleros, la asignación de vivienda es de tres personas por habitación, exactamente igual que en la Unión Soviética de Lenin.

C: ¿Por qué ese temor a que Argentina recorra el mismo camino?
R.P.: Lo digo por el continuo incremento de la intervención estatal a través de subsidios y controles de precios, lo que demuestra que no entienden ni los principios más básicos de la ciencia económica, o si los entienden lo disimulan bastante bien. Encima piensan que pueden engañar manipulando las cifras de la inflación. En fin, vivimos un momento dramático...

C: A pesar de lo cual la esposa del Presidente se llevará la victoria en primera vuelta
R.P.: Vamos a ver. Voluntades compradas en forma espuria, gente que acude a los mítines por una coca cola y un sándwich, no es una fuente segura de respaldo. Estaremos muy alertas de que no ocurran actos de corrupción como en elecciones anteriores. Lo que estamos viviendo en Argentina no es libertad. Es una situación muy peligrosa y no sé para dónde va a derivar. Cristina no tiene experiencia de gobierno, ni maneja un partido organizado. Si Kirchner cree que lo único que se necesita para ser Presidente es ser su esposa, habría que recordarle la suerte de Isabelita.

C: ¿El libro de Rand es una cerrada defensa del empresariado, como el agente creador de riqueza?
R.P.: Más que del empresario, del emprendedor, del creador, del inventor, del hombre que tiene una ambición y pone todo lo que hay que poner para llevar adelante su idea, jugándosela por entero. Cuando una persona toma una determinación de ese nivel, las fuerzas del universo se ponen a favor y en contra para templar, y esta novela las muestra de manera esclarecedora. Si tuviera que resumir en una sola idea lo que más me impactó de su lectura tendría que decir que fue esta idea de que uno no puede vivir echándole la culpa a otros de nuestros problemas, algo en lo que los latinoamericanos somos campeones.

C: Como siempre, la conclusión será que hay que eliminar al Estado.
R.P.: El Estado en sí no es el malvado. El problema son los que manejan los hilos del poder poniendo trabas a la competencia, formando cárteles y apropiándose de los bienes que al estar en manos privadas se ponían en movimiento para crear más riqueza... Mientras en Latinoamericana sigamos creyendo que la riqueza no se crea con trabajo e inteligencia, sino que es un stock fijo del que unos se apropian en demasía en perjuicio del resto, seguiremos estancados.

C: Es curioso, pero quienes propagan el chavismo también coinciden en que el Estado no es el problema sino la vieja burguesía que lo manipula...
R.P.: Y resulta que entre el manejo anterior y el nuevo transcurre un lapso de tiempo y los males continúan o empeoran. La realidad muestra, en cualquier Estado intervencionista y totalitario, cómo vive el pueblo. Basta una visita a Cuba para darse cuenta de la peor de sus consecuencias, la degradación humana de un pueblo que vive con temor, que prefiere enfrentarse a los tiburones que seguir viviendo en su patria, con una juventud que no tiene nada por qué luchar, sólo esperar lo que algún pariente en los Estados Unidos le envíe. La gente vota con los pies y cuando tantos quieren irse es porque algo pasa. “Cada hombre es un fin en si mismo y no el medio para los fines de otros”. El mensaje central de la obra de la periodista, novelista y filósofa liberal ruso-americana Ayn Rand (Alice Rosenbaum) llega al Perú a través de su novela más importante, La Rebelión de Atlas. Correo conversó con Rosa Pelz, responsable de la traducción y difusión de esta obra.
Correo: ¿Qué es lo que más le impactó del pensamiento de Ayn Rand?
Rosa Pelz: Una declaración de libertad, que si bien formuló en primera persona, es una invitación permanente para todos sus lectores: “Juro por mi vida y mi amor por ella, que jamás viviré para nadie ni exigiré que nadie viva para mí”.

C: Una exaltación al egoísmo.
R.P.: El interés personal es lo que mueve al mundo, aunque lo quieran disfrazar. Los países que caminan hacia el progreso son los que dan la mayor libertad a sus ciudadanos, para que ellos se labren su propio destino. Los que están del otro lado, los que creen que los intereses de esa masa informe llamada pueblo, que no piensa ni decide nada, está por encima de la persona, vemos una y otra vez que terminan en una dictadura.
C: ¿Una novela de ficción política como La Rebelión de Atlas, sigue teniendo vigencia luego de cincuenta años?
R.P.: Definitivamente. Las amenazas a la libertad que Rand pudo y supo ver en los Estados Unidos de entonces, las podría repasar hoy aquí en Latinoamérica con esta ola de totalitarismo encubierto en la que estamos inmersos. El alma humana no ha cambiado en su profundidad.

C: ¿De qué tipo de amenazas hablamos?
R.P.: No olvidemos que Rand vivió en carne propia el despojo de la revolución bolchevique y como tantos otros que muestran con las piernas la disconformidad que tienen en la cabeza, se fue al único país que ofrecía libertad y posibilidades a los inmigrantes. Cuando vio cómo el país de las oportunidades comenzaba a adorar la ideología del socialismo, se propuso sacar a la gente de su ignorancia. Se dio cuenta de que el común de las personas no era capaz de ver hacia donde los llevaría ese camino de mentiras y engaños. Por eso espero que la difusión de la edición en español de su novela nos ayude a los latinoamericanos a quitarnos esa misma venda de los ojos.

C: ¿La venda de la revolución chavista?
R.P.: Y la del resto de sus adláteres de Bolivia y Ecuador, y esperemos que de la Argentina. Hay un dato que te revela el peligro del que hablo de modo palpable. En la Venezuela de los pozos petroleros, la asignación de vivienda es de tres personas por habitación, exactamente igual que en la Unión Soviética de Lenin.

C: ¿Por qué ese temor a que Argentina recorra el mismo camino?
R.P.: Lo digo por el continuo incremento de la intervención estatal a través de subsidios y controles de precios, lo que demuestra que no entienden ni los principios más básicos de la ciencia económica, o si los entienden lo disimulan bastante bien. Encima piensan que pueden engañar manipulando las cifras de la inflación. En fin, vivimos un momento dramático...

C: A pesar de lo cual la esposa del Presidente se llevará la victoria en primera vuelta
R.P.: Vamos a ver. Voluntades compradas en forma espuria, gente que acude a los mítines por una coca cola y un sándwich, no es una fuente segura de respaldo. Estaremos muy alertas de que no ocurran actos de corrupción como en elecciones anteriores. Lo que estamos viviendo en Argentina no es libertad. Es una situación muy peligrosa y no sé para dónde va a derivar. Cristina no tiene experiencia de gobierno, ni maneja un partido organizado. Si Kirchner cree que lo único que se necesita para ser Presidente es ser su esposa, habría que recordarle la suerte de Isabelita.

C: ¿El libro de Rand es una cerrada defensa del empresariado, como el agente creador de riqueza?
R.P.: Más que del empresario, del emprendedor, del creador, del inventor, del hombre que tiene una ambición y pone todo lo que hay que poner para llevar adelante su idea, jugándosela por entero. Cuando una persona toma una determinación de ese nivel, las fuerzas del universo se ponen a favor y en contra para templar, y esta novela las muestra de manera esclarecedora. Si tuviera que resumir en una sola idea lo que más me impactó de su lectura tendría que decir que fue esta idea de que uno no puede vivir echándole la culpa a otros de nuestros problemas, algo en lo que los latinoamericanos somos campeones.

C: Como siempre, la conclusión será que hay que eliminar al Estado.
R.P.: El Estado en sí no es el malvado. El problema son los que manejan los hilos del poder poniendo trabas a la competencia, formando cárteles y apropiándose de los bienes que al estar en manos privadas se ponían en movimiento para crear más riqueza... Mientras en Latinoamericana sigamos creyendo que la riqueza no se crea con trabajo e inteligencia, sino que es un stock fijo del que unos se apropian en demasía en perjuicio del resto, seguiremos estancados.

C: Es curioso, pero quienes propagan el chavismo también coinciden en que el Estado no es el problema sino la vieja burguesía que lo manipula...
R.P.: Y resulta que entre el manejo anterior y el nuevo transcurre un lapso de tiempo y los males continúan o empeoran. La realidad muestra, en cualquier Estado intervencionista y totalitario, cómo vive el pueblo. Basta una visita a Cuba para darse cuenta de la peor de sus consecuencias, la degradación humana de un pueblo que vive con temor, que prefiere enfrentarse a los tiburones que seguir viviendo en su patria, con una juventud que no tiene nada por qué luchar, sólo esperar lo que algún pariente en los Estados Unidos le envíe. La gente vota con los pies y cuando tantos quieren irse es porque algo pasa. “Cada hombre es un fin en si mismo y no el medio para los fines de otros”. El mensaje central de la obra de la periodista, novelista y filósofa liberal ruso-americana Ayn Rand (Alice Rosenbaum) llega al Perú a través de su novela más importante, La Rebelión de Atlas. Correo conversó con Rosa Pelz, responsable de la traducción y difusión de esta obra.
Correo: ¿Qué es lo que más le impactó del pensamiento de Ayn Rand?
Rosa Pelz: Una declaración de libertad, que si bien formuló en primera persona, es una invitación permanente para todos sus lectores: “Juro por mi vida y mi amor por ella, que jamás viviré para nadie ni exigiré que nadie viva para mí”.

C: Una exaltación al egoísmo.
R.P.: El interés personal es lo que mueve al mundo, aunque lo quieran disfrazar. Los países que caminan hacia el progreso son los que dan la mayor libertad a sus ciudadanos, para que ellos se labren su propio destino. Los que están del otro lado, los que creen que los intereses de esa masa informe llamada pueblo, que no piensa ni decide nada, está por encima de la persona, vemos una y otra vez que terminan en una dictadura.
C: ¿Una novela de ficción política como La Rebelión de Atlas, sigue teniendo vigencia luego de cincuenta años?
R.P.: Definitivamente. Las amenazas a la libertad que Rand pudo y supo ver en los Estados Unidos de entonces, las podría repasar hoy aquí en Latinoamérica con esta ola de totalitarismo encubierto en la que estamos inmersos. El alma humana no ha cambiado en su profundidad.

C: ¿De qué tipo de amenazas hablamos?
R.P.: No olvidemos que Rand vivió en carne propia el despojo de la revolución bolchevique y como tantos otros que muestran con las piernas la disconformidad que tienen en la cabeza, se fue al único país que ofrecía libertad y posibilidades a los inmigrantes. Cuando vio cómo el país de las oportunidades comenzaba a adorar la ideología del socialismo, se propuso sacar a la gente de su ignorancia. Se dio cuenta de que el común de las personas no era capaz de ver hacia donde los llevaría ese camino de mentiras y engaños. Por eso espero que la difusión de la edición en español de su novela nos ayude a los latinoamericanos a quitarnos esa misma venda de los ojos.

C: ¿La venda de la revolución chavista?
R.P.: Y la del resto de sus adláteres de Bolivia y Ecuador, y esperemos que de la Argentina. Hay un dato que te revela el peligro del que hablo de modo palpable. En la Venezuela de los pozos petroleros, la asignación de vivienda es de tres personas por habitación, exactamente igual que en la Unión Soviética de Lenin.

C: ¿Por qué ese temor a que Argentina recorra el mismo camino?
R.P.: Lo digo por el continuo incremento de la intervención estatal a través de subsidios y controles de precios, lo que demuestra que no entienden ni los principios más básicos de la ciencia económica, o si los entienden lo disimulan bastante bien. Encima piensan que pueden engañar manipulando las cifras de la inflación. En fin, vivimos un momento dramático...

C: A pesar de lo cual la esposa del Presidente se llevará la victoria en primera vuelta
R.P.: Vamos a ver. Voluntades compradas en forma espuria, gente que acude a los mítines por una coca cola y un sándwich, no es una fuente segura de respaldo. Estaremos muy alertas de que no ocurran actos de corrupción como en elecciones anteriores. Lo que estamos viviendo en Argentina no es libertad. Es una situación muy peligrosa y no sé para dónde va a derivar. Cristina no tiene experiencia de gobierno, ni maneja un partido organizado. Si Kirchner cree que lo único que se necesita para ser Presidente es ser su esposa, habría que recordarle la suerte de Isabelita.

C: ¿El libro de Rand es una cerrada defensa del empresariado, como el agente creador de riqueza?
R.P.: Más que del empresario, del emprendedor, del creador, del inventor, del hombre que tiene una ambición y pone todo lo que hay que poner para llevar adelante su idea, jugándosela por entero. Cuando una persona toma una determinación de ese nivel, las fuerzas del universo se ponen a favor y en contra para templar, y esta novela las muestra de manera esclarecedora. Si tuviera que resumir en una sola idea lo que más me impactó de su lectura tendría que decir que fue esta idea de que uno no puede vivir echándole la culpa a otros de nuestros problemas, algo en lo que los latinoamericanos somos campeones.

C: Como siempre, la conclusión será que hay que eliminar al Estado.
R.P.: El Estado en sí no es el malvado. El problema son los que manejan los hilos del poder poniendo trabas a la competencia, formando cárteles y apropiándose de los bienes que al estar en manos privadas se ponían en movimiento para crear más riqueza... Mientras en Latinoamericana sigamos creyendo que la riqueza no se crea con trabajo e inteligencia, sino que es un stock fijo del que unos se apropian en demasía en perjuicio del resto, seguiremos estancados.

C: Es curioso, pero quienes propagan el chavismo también coinciden en que el Estado no es el problema sino la vieja burguesía que lo manipula... R.P.: Y resulta que entre el manejo anterior y el nuevo transcurre un lapso de tiempo y los males continúan o empeoran. La realidad muestra, en cualquier Estado intervencionista y totalitario, cómo vive el pueblo. Basta una visita a Cuba para darse cuenta de la peor de sus consecuencias, la degradación humana de un pueblo que vive con temor, que prefiere enfrentarse a los tiburones que seguir viviendo en su patria, con una juventud que no tiene nada por qué luchar, sólo esperar lo que algún pariente en los Estados Unidos le envíe. La gente vota con los pies y cuando tantos quieren irse es porque algo pasa.

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