octubre 01, 2008

Crisis del Estatismo Global


(Por Pierre Lemieux, economista del Departamento de Ciencias de la Administración de la Université du Québec en Outaouais (UQO).

El actual desorden financiero es una “crisis del capitalismo”, dijo un vocero del Partido Laborista Británico, del mismo modo que lo han venido repitiendo por más de una centuria los buenos Marxistas. “Un sistema financiero no regulado es un desastre”, dijo Sheila Rowbotham, profesora de historia de la Universidad de Manchester. Un candidato izquierdista a la alcaidía de Londres agregó: “el Capitalismo tuvo su oportunidad y falló; ahora es el turno del socialismo.”

Me pregunto qué habrán estado fumando.

Hay que recordar que la crisis financiera se inició el año pasado con la caída del mercado americano de hipotecas “subprime”. En esa época, la mitad de las hipotecas residenciales en USA era mantenidas o garantizadas por Fannie Mae y Freddy Mac, dos de las llamadas “empresas fomentadas por el gobierno” (GSE por Government Sponsored Enterprises). Durante el pasado año las dos GSE financiaron cuatro de cada cinco hipotecas. Fannie Mae fue creada a raíz de la Gran Depresión por Franklin D. Roosevelt; Freddy Mac por el Congreso en 1970. Los inversores privados compraron alegremente valores emitido por las dos GSE porque sabían que el gobierno federal nunca dejaría caer a estas compañías, lo que se demostró ser cierto la semana pasada cuando Washington las tomó a su cargo. Antes que la crisis comenzara, el mercado americano de hipotecas era un modelo de socialismo, no igualado en ningún otro país occidental.

El Community Reinvestment Act de 1977, que impide a los prestamistas hipotecarios “discriminar” en contra de solicitantes, no ayudó a tomar sanas decisiones financieras. En cada etapa de una decisión financiera, algún regulador está al acecho.

El sistema financiero americano esta fuertemente regulado. Creada en 1934, la poderosa Securities and Exchange Commission (SEC) impone regulaciones de todo tipo a las transacciones financieras, desde el registro de valores hasta la difusión de información corporativa. La Sarbanes-Oxley Act de 2002 extiende el alcance de la intervención de la SEC. El Departamento de Justicia fiscaliza a los funcionarios de las empresas y los declarados culpables suele soportar largos períodos de prisión. El jueves pasado, el fiscal general de New York, anunció que comenzó “una amplia investigación sobre ventas en descubierto en el mercado financiero”.

Cuando el Secretario del Tesoro Hank Paulson dice “No creo en un capitalismo sin regulación” no está revelando ningún hallazgo. Está reiterando lo que ha sido la política oficial americana del último siglo. Ya sea que el resultado final sea un socialismo financiero con cara de capitalismo humanitario, o un capitalismo de estado con un fuerte sabor socialista, es solo cuestión de elegir entre el vaso medio vacío o medio lleno.

La exportación del intervencionismo americano a otros países ha dado lugar a una especie de estatismo financiero global.

Otra fuente del desorden financiero reinante ha sido el brusco incremento en la oferta monetaria provocado por la banca central americana, el Sistema de Reserva Federal, resultando en una inflación creciente y en artificiales bajas tasas de interés. Por muchos años, economistas de la Escuela Austríaca de Economía (siguiendo al premio Nobel Friederich von Hayek y a Ludwig von Mises) nos advirtieron sobre la amenaza del desastre pendiente si la moneda continua siendo bombeada en la economía para ignorar y/o postergar los necesarios ajustes. En su opinión, este preceder solo provocará empeorar la crisis.

No hay ninguna razón esencial para creer que el estado intervendrá o regulará eficientemente. El estado esta compuesto por hombres (políticos y burócratas) que responden a sus propios incentivos e intereses. Si hay una conveniencia política en expandir las hipotecas y en posponer la crisis para que la afronten otros políticos en el futuro, esa política será implementada.

A pesar de lo anterior, se ha desarrollado una falsa expectativa en la capacidad del estado para garantizar la estabilidad. Algunos inversores llegan a creer que cualquiera sean los errores que cometan, tienen derecho a beneficios, y que las autoridades los garantizarán. El rescate de Bear Stearns, las dos GSEs (Fannie Mae y Freddy Mac) y AIG estimulan esa creencia. Pero si algunos han hecho malas inversiones y son relevados de su responsabilidad por sus propios errores, sólo significa que el costo será transferido a otros, probablemente a través de una crisis aún peor.

Más aun, como muchos comentaristas lo han marcado, el salvataje a las grandes firmas financieras provocará la necesidad de mayores regulaciones. Esta es la vieja historia de que intervenciones políticas del pasado crean justificativos para nuevas intervenciones.

La actual crisis financiera constituye, realmente, una falla del estatismo global. El Socialismo ha fallado una vez más. Probemos el capitalismo.

Fuente: Fundación ATLAS

1 comentario:

Anónimo dijo...

es una crisis originada por la gran ambicion de un grupo de banqueros y de los mercados capitales, con la finalidad de obtener mas ganancia de la que obtenian.