Las transferencias o ayudas económicas que los gobiernos suelen hacer a empresas en problemas, trae unos problemas que la clase política para no haberse dado cuenta. Al contrario de lo que se cree, ayudar a una empresa en problemas para salvar los puestos de trabajo como comunmente se dice, las ayudas significan desviar recursos desde las empresas más eficientes hacia las ineficientes, provocando en las primeras pérdida de rentabilidad y consecuentemente caídas en la inversión de capital en ellas; mientras que las empresas ineficientes en lugar de reducirse o desaparecer, que sería la lógica económica se mantienen funcionando subsidiadas por las eficientes.
Viendo la economía desde un plano total (macroeconómico) las transferencias de los sectores eficientes a los no eficientes trae como resultado caída en la inversión, caída en el crecimiento o recesión económica. En general, el gasto público desplaza inversiones, haciendo que la economia se descapitalice lentamente.
Una empresa en crisis es una empresa que está siendo vencida por el avance tecnológico, y no tiene solución a largo plazo, por ende no tiene sentido protegerlas. Una empresa ineficiente que cierra, libera recursos humanos que pueden utilizarse en otras actividades más eficientes y rentables.
En economía no hay magias, y los mercados no fallan, como dicen los políticos, pero veamos el artículo escrito por Alberto Benegas Lynch (h), a diario Perfil
Viendo la economía desde un plano total (macroeconómico) las transferencias de los sectores eficientes a los no eficientes trae como resultado caída en la inversión, caída en el crecimiento o recesión económica. En general, el gasto público desplaza inversiones, haciendo que la economia se descapitalice lentamente.
Una empresa en crisis es una empresa que está siendo vencida por el avance tecnológico, y no tiene solución a largo plazo, por ende no tiene sentido protegerlas. Una empresa ineficiente que cierra, libera recursos humanos que pueden utilizarse en otras actividades más eficientes y rentables.
En economía no hay magias, y los mercados no fallan, como dicen los políticos, pero veamos el artículo escrito por Alberto Benegas Lynch (h), a diario Perfil
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