Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia de la nación, había muchas demandas de la comunidad sobre reformas políticas necesarias para mejorar la calidad política de este país y sanear las instituciones. Néstor Kirchner se comprometió a hacer esas reformas, que no cumplió desde luego, sino que sus cuatro años fueron una acentuación de viejas y corruptas prácticas de la clase política. Argentina no es un país en serio, como pretende hacer creer el slogan de Kirchner.
Antes, los partidos políticos celebraban elecciones internas para la nominación de candidatos a puestos electivos, pero la degradación política que ha sufrido el sistema de partidos ha terminado con esas elecciones. Hoy en día no se realizan elecciones en ninguna forma: ni abiertas, ni cerradas, ni directas, ni indirectas, no hay primarias ni cónclaves. Todas las nominaciones son ha dedo, por voluntad propia y sin el respaldo de una fuerza política organizada.
El sistema electoral de los Estados Unidos es perfectamente aplicable a Argentina, tanto en la forma de nominar candidatos para los partidos como para la elección de funcionarios a las diversas ramas del gobierno. Si Argentina ha de ser un país en serio como dice el slogan, veremos que está a un abismo de serlo, cuando veamos como se desarrolla el proceso electoral en los Estados Unidos.
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