Cristina Fernández de Kirchner no parecer estar muy ocupada de los asuntos del gobierno. Cada vez se parece más a un sistema monárquico donde ella reina y su esposo es el primer ministro que gobierna.
Los discursos de Cristina Fernández de Kirchner son inentendibles, ni ella sabe lo que dice; le escriben un libreto y ella lo recita. Habla como un loro que aprende por repetición pero no es conciente de lo que dice. La presidente habla en un lenguaje que en el mundo hace mucho tiempo que no se habla y en parte de Argentina tampoco. La presidente tampoco pierde ocasión para culpar a alguien de algún problema que la aqueja, siempre tienen un culpable y a veces en cantidades.
En la reunión de FAO, realizada en Roma, Italia en estos días, aprovechó la ocasión para culpar a los pooles de los problemas en Argentina, también culpó a los grandes países centrales de los subsidios a los productos agrícolas. Se contradice cuando pide a los países que liberen los mercados y eliminen subsidios mientras regula los mercados internos y los estrangula con impuestos.
Cristina F de Kirchner y sus ministros, como ya dije están contra los pooles. Ella y sus ministros no saben lo que quieren, menos cómo conseguirlo. Hoy en día, una economía debe ser competitiva o desaparece. Parece que quieren volver a los viejos métodos de trabajo, costosos y sobre todo ineficientes para estos tiempos. Ignoran absolutamente el concepto de eficiencia. Ven como un pecado la ganancia y la rentabilidad. La eficiencia (uso óptimo de los recursos) es un factor clave para tener un negocio rentable, si un negocio no es rentable no atrae a los inversores, sin inversión de capital no es posible incrementar la producción.
El aumento de la productividad (producir más al mismo costo) en la agricultura sólo es posible hoy en dia con el uso de tecnología sofisticada, esa tecnología tan cara y fuera del alcance para un solo productor, sólo es posible adquirirla asociándose entre muchos productores, esta asociación es un pool y lo que el gobierno considera malo, pero tengo dudas si Cristina Kirchner sabe lo que es un pool.
Si los funcionarios estuvieran preocupados por el hambre en el mundo deberían facilitar la producción de alimentos. Establecer impuestos o barreras aduaneras, u hostilizar a los productores, no es facilitar las cosas sino entorpecerlas e impedirlas.
La crisis de alimentos que los progres de Argentina y del mundo llaman, es por un aumento de la demanda frente a una oferta rígida debido a la larga historia de restricciones crecientes en todos los países del mundo. El aumento de precios en los alimentos es una señal del mercado que indica a los productores que deben producir más, la ganancia es la motivación para producirla.
El incremento en la demanda es ya sabido por el crecimiento económico de China e India, las dos naciones que han adoptado políticas de liberación de los mercados de las sofocantes regulaciones estatales. Gracias a esas reformas que los progres llamarían con desprecio de “liberales” o “capitalistas” han permitido a millones de personas salir del estado de miseria; millones de personas tienen mayor poder adquisitivo y por ende demandan más; todo lo contrario de lo que hacen los países que tienen muchas regulaciones como el nuestro y que se empeñan en hacer todo lo necesario para hacerle las cosas imposibles a la gente que quiere producir, y que nunca resuelven sus problemas económicos.
Otro factor que también impulsa los precios al alza es el uso de alimentos para la producción de combustibles. El problema de los combustibles fósiles y sus elevados precios tiene semejanzas al de los alimentos: excesivas regulaciones. Los combustiblese se producen y comercializan en un mercado oligopólico, que está regulado por la acción de un cártel bastante mafioso como la OPEP, donde unos pocos deciden la cantidad a producir, se reparten el mercado y se fijan cuotas de producción, y casi nunca quieren aumentarla porque esto reduce sus ganancias. Un oligopolio está bastante alejado de un mercado libre, y muy cerca a un mercado regulado.
Los subsidios que los gobiernos establecen para los productores de aliementos tampoco son buenos para la producción en el largo plazo, los subsidios crean inseguridad y dependencia del productor respecto del gobierno. Un subsidio significa que se premia al más ineficiente a expensas del eficiente que produce más cantidad a menor costo, además el subsidio distorsiona los precios relativos y la relación de oferta y demanda, en el largo plazo. El subsidio es además un instrumento político que los políticos han usado con absoluta impunidad como arma de extorsión.
Esta crisis de aliementos se resuelve con más producción y todo lo que se necesita para conseguir un aumento es eliminar restricciones legales y reducir impuestos. Ni la FAO, ni la ONU ni los gobiernos incrementarán la producción, pero si pueden hacer algo por ella: abolir todo lo que han hecho y dejar en paz a la gente que quiere trabajar y producir.
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1 comentario:
Es tan claro que la única razón por la que estos pseudohumanos y pseudopolíticos no tomen las medidas correctas y sencillas es que QUIEREN caos y violencia.
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