El debate celebrado ayer en el Senado de la Nación es sin duda histórico, no por el rechazó simplemente a un proyecto de ley que se ha repetido innumerables veces en la historia, sino por el significado que ese rechazo implica para el kirhnerismo. Después de una larga siesta el Congreso de la Nación ha despertado y ha puesto un límite al abuso de poder que han hecho durante cinco años Néstor Kirchner y ahora su esposa Cristina Fernández.
Durante los cuatro años en que Néstor Kirchner ejerció la presidencia y lo que lleva ahora su esposa, se ha hecho alarde mes a mes de la recaudación récord de impuestos, del crecimiento récord, de reservas acumuladas a niveles jamás conseguidos y de estadística que mostraban un estado más que óptimo de la economía. Desde un año atrás a la fecha, según la AFIP se han recaudado 89.000 millones de pesos más que a la misma fecha del año anterior, lo que significa un 31% de crecimiento, sin embargo pese a las reservas y a la recaudación récord, todos esos recursos no alcanzan para cubrir los gastos del gobierno nacional que parece estar fuera de control, el superávit fiscal de que también alardeaban ha quedado demostrado que no es cierto.
Néstor Kirchner gobernó a la Nación como lo hizo gobernando su provincia, con poderes extraordinarios sin someterse al debate en la legislatura y su aprobación, sin que nadie pueda oponérsele, ha buscado y lo ha conseguido gobernar como un monarca que todo lo sabe y que nadie puede oponer resistencia. No ha rendido nunca cuenta de los actos de gobierno, jamás se investigó ningún caso de corrupción contra el mismo o alguno de sus funcionarios porque consiguió cooptar el poder judicial, amenazando a los jueces o sobornándolos
El debate que se ha realizado en el Congreso Nacional en estos últimos días ha sido una confrontación entre productores y parásitos, la vieja y corrupta Argentina con una nueva generación de argentinos sin los vicios de la vieja, y sobre todo ha sido una confrontación entre civilización y barbarie. La vieja Argentina tiene cáncer y ese cáncer es el populismo. El kirchnerismo es el clímax de la corrupción populista. El kirchnerismo representa lo peor de la sociedad argentina: el soborno como instrumento para la consecución de cualquier objetivo y la prepotencia como método de someter a cualquier individuo librepensante a los caprichos e intereses de la pandilla.
Anoche hacia el final del debate, el impresentable senador Pichetto de la provincia de Río Negro increpó a varios senadores entre ellos Maria Eugenia Estensoro de la Capital Federal, al senador Romero de Salta y al senador Rodríguez Saa de San Luís, que no aprobaban el proyecto del gobierno amenazándolos con represalias. Pichetto y todos los kirchnerista no ocultaron en ningún momento el asqueroso arreglo que hicieron para conseguir el voto del senador Saadi de Catamarca ofreciéndole la eliminación del adversario de Saadi, José Luis Barrionuevo en aquella provincia y de la senadora Maza de la provincia de La Rioja, que ofreció el voto a favor del proyecto del gobierno a cambio de un nombramiento para su hermano, ex gobernador de la provincia mencionada que está perseguido por la justicia y necesita la inmunidad que un cargo público nacional para evitar la cárcel. El senador Pichetto incluso llegó a decir después que no puede haber pensamiento libre, que la gente que habita en Argentina no puede pensar lo que quiere. Pichetto cree en el pensamiento único y ese pensamiento es el de su líder el tirano Néstor Kirchner. Cómo puede ser posible que una persona no pueda pensar, si el pensamiento es libre. La mente no obedece mandamientos. Ni siquiera un individuo puede decidir no pensar. Finalmente increpó al Vicepresidente de la Nación Julio Cobos, acusándolo indirectamente de traidor y faltándole el respeto que la dignidad del cargo merece.
Se que el conflicto no termina con esta decisión del Senado. Este gobierno de la pandilla kirchnerista, que no tiene escrúpulos no aceptará una derrota. Son de la clase de gente que apuñala por la espalda. Se viene una larga noche de venganzas, ajustes de cuenta, persecuciones, pago de sobornos y quien sabe cuantas bajezas más.
Ahora están amenazando con la renuncia de todo el gobierno con el sólo propósito de producir una crisis constitucional y de poner a la población de su lado y obviamente contra el Congreso y el Poder Judicial. La calidad institucional que declaman les importa un bledo, no conocen el significado del término ley o institución. Ellos sólo saben vivir de modo salvaje. Por eso el Congreso y el pueblo no deben otorgarles más poder ni dinero. Nunca a lo largo de su carrera han rendido cuenta de los usos de esos fondos, y por los poderes extraordinarios de que han gozado siempre, jamás han sido investigados de sus turbios negocios que se deben contar por miles. La Constitución Nacional ha creado las suficientes garantías para que el pueblo esté a salvo de la tiranía de sus gobernantes, sólo es necesario poner en funcionamiento la constitución en todo su derecho.
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