agosto 17, 2008

Benajmin R. Tucker y su obra

En este post y los dos subsiguientes se referirán a este pensador y escritor anarquista estadounidense del siglo XIX. Benjamín R. Tucker casi desconocido en estas tierras al sur de América, pero no tannto en los Estados Unidos de América, fue unos de los máximos representantes del movimiento anarquista libertario. Tucker fue influído principalmente por Proudhon, su maestro, al cual él reconoció como la persona que más ha influído en su pensamiento; pero también por Lysander Spooner, Josiah Warren, y más atrás por Thomas Jefferson y Thomas Paine.


NOTA DEL EDITOR DE SUS OBRAS
C.L.S., el editor y compilador de este libro, conoció personalmente a Benjamin R. Tucker en 1891, habiendo entrado a trabajar en aquella época en el departamento mecánico de Liberty, revista del Sr. Tucker para la exposición del anarquismo individualista. Posteriormente C.L.S. contribuyó con muchos artículos, firmados y sin firmar, a las columnas de ese periódico, generalmente en el departamento editorial, costumbre que mantuvo hasta la suspensión final de la publicación de Liberty. Durante considerables períodos de tiempo llevó sobre sus espaldas todo el trabajo editorial, en ausencia del Sr. Tucker. Por lo tanto, el actual trabajo ha sido realizado por una persona que posee una entera familiaridad con la filosofía de Liberty , una persona que, quizás, es quien hoy posee más afinidad con las ideas de Sr. Tucker que cualquier otra persona en América.

El Sr. Tucker ha escrito que "el editor no podía haber sido mejor elegido, y sus calificaciones para el trabajo son innegables." Solicita, sin embargo, que el volumen sea precedido por una declaración que aclare que él, "aunque agradece y reconoce la buena voluntad que ha inspirado la publicación", "no ha participado en el trabajo de la abreviación, y que el proyecto se ha ejecutado sin su sanción o aprobación expresa, aunque la acción del editor se encuentra 'más allá de todo reproche.'"

En justicia al Sr. Tucker, sin embargo, debemos señalar que él protestó enfáticamente contra la eliminación de las palabras de sus opositores en las controversias, puesto que él siempre fue escrupulosamente exacto en la presentación integral de las ideas de sus adversarios. Lamentablemente, el alcance limitado de este volumen hizo imperativa tal omisión.

Unas palabras sobre el título de este libro. El trabajo de toda la vida de Tucker se dedicó a la exposición de los derechos del individuo. Como título para el periódico que utilizó como media de expresión por treinta años, eligió Liberty . Me pareció que estas dos palabras, que sintetizan las aspiraciones más altas de la humanidad, debían ser ensambladas en un solo título para esta compilación de las enseñanzas libertarias y anarquistas de Tucker

Por un considerable número de años prácticamente toda la literatura del anarquismo individualista ha estado fuera de impresión. La mayor parte del material sobre este tema se encontraba, por supuesto, en las manos de Benjamin R. Tucker, y hasta 1908 este material fue constantemente incrementado por él. Pero cuando, en enero de ese año, todos sus archivos de publicaciones, manuscritos, etc., y casi todas sus placas de imprenta fueron destruidos por el fuego, la pérdida era irremediable, y pocas tentativas se han hecho, desde entonces, para sustituir aunque sea una parte del material perdido.

La demanda del público por algo representativo del anarquismo individualista ha llegado a ser tan insistente que nos ha decidido a producir por lo menos un volumen con el mejor material disponible, volumen que debe procurar abarcar todos los aspectos del tema.

"Instead of a Book" (En lugar de un libro), trabajo de Tucker publicado en 1893, formado por extractos de los escritos de su periódico, Liberty, ha sido, hasta hoy, lo que más se asemejaba a esta descripción. Este volumen de cerca de 500 páginas estaba compuesto de preguntas y críticas hechas por sus corresponsales y por escritores de otros periódicos, y respondidas todas por el editor de Liberty en ese estilo claro y afilado que era el placer de sus adherentes y de la desesperación de sus adversarios.

En la tarea de recopilar material para el volumen propuesto, por lo tanto, sólo los escritos de Benjamin R. Tucker podrían por el momento ser considerados, y no es ninguna exageración decir que son lo mejor que se ha escrito en el tema, sin exceptuar siquiera los trabajos de Josiah Warren, Proudhon y Lysander Spooner, o los de cualquier otra persona que haya procurado exponer los principios del anarquismo individualista.

El Sr. Tucker es un hombre educado y cultivado. Su estilo literario es fluido y elegante; sus declaraciones, sucintas y exactas; sus argumentos, lógicos y convincentes y sus respuestas concisas y corteses. Difícilmente el lector tendrá problemas para entenderlo. No hay una palabra de más o de menos. Cada sentencia es rotunda y completa -no encontramos una sílaba redundante ni extrañamos ningún signo de puntuación. Sus escritos son siempre un placer para el lector, incluso cuando éste sea a veces la víctima de su ácido sarcasmo o su sátira cáustica.

Un curriculum vitae abreviado de la vida del Sr. Tucker nos servirá para conocer mejor el fondo de su personalidad notable. Nació en South Dartmouth, Massachusetts, el 17 de abril de1854. Hijo de Abner R. Tucker, propietario y vendedor de ropa para tripulantes de naves balleneras y, más adelante, especiero en New Bedford. Su madre era Caroline A. Cummings, segunda esposa del padre, y Benjamin era su único hijo. El padre era de familia cuáquera y la madre era unitaria. Ella era una mujer capaz, progresiva y radical y su padre era un pronunciado admirador de Thomas Paine.

A los dos años Tucker leía el inglés con fluidez y a los cuatro descubrió que el Libro Episcopal de Rezos estaba formado por malas citas de la Biblia. A los dieciséis había acabado el curso en la Academia de los Amigos. En un principio rechazó la idea de ir a cualquier universidad, aunque finalmente pasó dos años en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (Boston). Después de escuchar a Josiah Warren y a William B. Greene en una convención de la Liga de la Reforma del Trabajo de Nueva Inglaterra en Boston en 1872, se convirtió en un anarquista y tradujo el libro de Proudhon "¿Qué es la propiedad?" del francés. En 1877 editó The Word en Princeton, Massachusetts, mientras su editor, Ezra H. Heywood, estaba en prisión. En 1878 fundó y dirigió por un año The Radical Review en New Bedford. En el mismo año comenzó a trabajar dentro del cuerpo editorial del Boston Daily Globe, puesto en el que se mantuvo por once años.

En 1881 fundó Liberty , revista que continuó publicando, con cierta irregularidad y varias suspensiones, hasta 1908. La última edición apareció en abril de ese año, algunos meses después del incendio. En 1892, cuando él asumió deberes editoriales en The Engineering Magazine, trasladó Liberty a York, en donde fue publicada hasta su suspensión final. Tucker ha estado viviendo desde entonces en Francia.

"Instead of a Book" no parecía apropiado para una reproducción literal hoy porque contiene muchos artículos que se ocupan de sucesos locales y coyunturales. Decidimos que el anarquismo individualista podría ser mejor expuesto presentando exclusivamente las palabras del Sr. Tucker, eliminando el voluminoso montón de cartas de sus corresponsales, así como los temas personales que inevitablemente se colaron dentro de las discusiones. En muchos casos el Sr. Tucker ha expuesto tan cuidadosamente la posición de su adversario que ha sido innecesario que el editor la repita.

El compilador ha intentado, por consiguiente, juntar las diversas secciones y entretejer los artículos en un conjunto más o menos bien hilvanado. La tarea ha demostrado ser mucho más difícil de lo que esperábamos y sería presuntuoso afirmar que la hemos realizado con un éxito completo.

En las controversias del Sr. Tucker con sus corresponsales y otros, ocasionalmente se filtraban alusiones ocasionales a las personas, así como a materias no implicadas directamente en la discusión. Éstos detalles, aunque perfectamente pertinentes cuando estas polémicas tuvieron lugar, agregan poco a la fuerza de los argumentos en pro de la posición anarquista, cuya difusión es el propósito exclusivo de este volumen y, por lo tanto, casi siempre se han suprimido, a pesar del hecho de que constituyen algunos de los más mordaces pasajes del Sr. Tucker.

En algunos lugares este método de tratamiento ha hecho necesario eliminar partes de párrafos e incluso partes de sentencias. Esta fragmentación no ha sido indicada por asteriscos u otro medio, ya que la frecuencia de tales casos habría vuelto la materia demasiado inconexa, cuando que el objeto principal de este volumen es presentar, hasta donde sea posible, una exposición intacta. Se considera que este procedimiento es enteramente irreprochable, puesto que los argumentos esenciales se expresan así de forma tan clara, y por supuesto mucho más suscinta, que en sus versiones originales completas.

"Instead of a Book " contuvo solamente material publicado en Liberty antes de 1893. Hemos recorrido a las columnas de Liberty posteriores a esa fecha para obtener un poco de material adicional.

El editor desea reconocer su deuda con todos esos camaradas, todos los tipógrafos del período en que Liberty era un medio respetado para el intercambio de sus ideas, todos los cuales le han ayudado, con sus consejos y su trabajo duro, en la preparación de este volumen, cuyo índice, además, ha sido preparado por la misma persona que realizó este servicio en "Instead of a Book".
C.L.S.
Los Ángeles, California.
Agosto de 1926.


DECLARACION DE PRINCIPIOS DE LIBERTY
Aparecida en el volumen 1 y número 1 de Liberty, 6 de agosto de 1881 y que es su salutación:
La Libertad [Liberty](1) ingresa en el campo de periodismo para hablar por sí misma porque sabe bien que nadie hablara por ella. Ella no escucha voz ni ve pluma que la defiendan. No ve mano alguna que se levante para vengar sus males y reivindicar sus derechos. Muchos exigen hablar en su nombre pero ¿existe alguno que realmente la entienda? Son menos aún los que tienen el valor y la oportunidad de luchar en forma consistente por ella. Por consiguiente, ella sola debe emprender y ganar su batalla.

Su enemigo, la Autoridad, toma muchas formas. Hablando ampliamente, sin embargo, los enemigos de la Libertad se dividen básicamente en tres clases: primero, aquellos que la aborrecen como medio y como fin del progreso, tanto en un aspecto como en el otro, y se le enfrentan en forma abierta, confesa, sincera, consistente y universal; en segundo lugar, aquellos que dicen creer en ella como un medio de progreso, pero que en realidad sólo la aceptan en tanto beneficie sus intereses egoistas y niegan sus bendiciones al resto del mundo; en tercer lugar, aquellos que desconfían de ella como un medio de progreso y que creen en ella como un fin a ser obtenido atropellándola, violándola y ultrajándola. Estos tres bandos de la oposición a la Libertad se encuentran en casi todas las esferas del pensamiento y de la actividad humana. Encontramos buenos representantes del primero en la Iglesia Católica y la autocracia rusa; del segundo, en la Iglesia Protestante y la Escuela de Manchester de política y economía política y del tercero, en el ateismo de Gambetta y el socialismo de Karl Marx.(2)

A través de todas las formas de autoridad otra línea de demarcación corre transversalmente, separando la autoridad humana de la autoridad divina o, mejor aún, la autoridad religiosa de la autoridad secular. La victoria de la Libertad sobre la primera está ya muy cerca. El siglo pasado Voltaire desacreditó la autoridad sobrenatural por completo. Desde entonces, la Iglesia no ha cesado su declinación. Muerde el polvo y aún cuando a veces parece mostrar aquí y allá señales vigorosas de vida, estas corresponden en realidad a la violencia de la muerte. Agoniza y muy pronto su poder no se sentirá más. Es la autoridad humana la única que en adelante debe preocuparnos y su órgano, el Estado, el único que en el futuro debe ser temido. Todos aquellos que han perdido su fe en los dioses para ponerla en los gobiernos; todos los que han dejado de ser adoradores de la Iglesia para volverse adoradores del Estado; todos los que han abandonado al papa por el rey o el zar, o al sacerdote por el presidente o el parlamento, han cambiado de campo de batalla pero no son menos enemigos de la Libertad que antes. La majestad de la Iglesia se ha transformado en un objeto de burla. Lo mismo debe ocurrir con el Estado. El Estado, que para algunos es un mal necesario, debe tornarse innecesario y superfluo. La batalla de nuestro siglo se libra contra el Estado. El Estado, que rebaja al hombre, prostituye a la mujer, corrompe al niño, pisotea el amor, ahoga el pensamiento, monopoliza la tierra, limita el crédito, restringe los intercambios, aumenta el poder del Capital ocioso y, a través de los intereses, las rentas, el lucro y los impuestos, roba sus productos al trabajo duro y honesto.

Cómo el Estado hace estas cosas y cómo se le puede impedir hacerlas es lo que Liberty se propone mostrar con más detalle a medida que avance en la prosecución de sus objetivos. Baste por ahora con decir que el monopolio y el privilegio deben ser destruidos, que la oportunidad existe y que el reto nos anima. Este es el trabajo de Liberty y "¡Abajo la Autoridad!" su grito de guerra.

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