Ante esta hola de populismo en América latina, donde los gobiernos gastan el dinero de los contribuyentes sin freno ni límite alguno, parece que una luz asoma en esta larga noche populista. El pedido del presidente Luís Ignacio Da Silva de Brasil se ha encontrado una fuerte oposición tanto en la opinión pública como en el congreso brasileño. El presidente brasileño quiere gravar con impuestos las transacciones financieras en su país, agregando un impuesto más a la pesada carga tributaria que deben afrontar los contribuyentes de ese país. La resistencia a la creación o aumento de los impuestos están reflejando cierto hastío de la población contra el descontrolado gasto público estatal, y también con un visible desgaste de la imagen presidencia.
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