Foto: Cato Institute
El exceso de legislación a que nos han acostumbrado los gobiernos es el causando del auge de la corrupción. Contrariamente a la creencia de que hacen falta más leyes para castigar los actos de corrupción, es la rigurosidad y excesiva cantidad de leyes lo que fomenta este flagelo.
Tantas leyes y de difícil, o imposible cumplimiento inducen a mucha gente a buscar un atajo para evadir sus mandamientos, y esos atajos casi siempre consisten en pagar sobornos a funcionarios públicos. Muchos funcionarios saben bien de esto y dictan órdenes que saben de antemano que no se pueden cumplir, pero hechas con fines de engrosar sus billeteras.
Según Enrique Ghersi, en su libro “El Otro Sendero”, la corrupción es un efecto y no una causa. Más poder al estado y a la clase política implica más corrupción.
Mi experiencia con la ozonoterapia
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A propósito de este reportaje, quiero contar que hace 35 años, en 1989,
debido a mi miopía avanzada, glaucoma, vista cansada y principio de
cataratas, de l...
Hace 5 días.
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España...
CURSOS SOBRE CORRUPCIÓN
Rafael del Barco Carreras
Me proponen participar en unos cursos donde una de las asignaturas sería la CORRUPCIÓN. Cursos de DEFENSA CIVIL los titula el ingeniero superior especializado en tecnologías de INTERNET, Luis Toribio. Ver su web www.legitimidad.es. Que yo sepa no hay precedentes. A pesar de tan extendida, la corrupción, comparable a la sexualidad durante siglos, es un tabú. ¿Cómo academizar unas tan enraizadas prácticas?. Si sobre estafas o métodos delictivos se ha escrito y sintetizado casi todo en Criminología, sobre el específico mundo “oficial” y “paraoficial” donde tantos se han enriquecido a base de engañar, traicionar, mentalizar, dirigir, explotar, mentir, falsificar, prevaricar y extorsionar a clientes en connivencia con funcionarios públicos convirtiéndose en una gran red explotadora de toda una cadena de rentables delitos, apenas si hay referencias. El catedrático Rafael Jiménez de Parga, según Internet, participa en semanarios sobre la “Denuncia Falsa”, pero no nos explica como se juega con ella por parte del “mundo oficial”, el suyo. O descubrir la falacia en las conferencias del Juez Miguel Moreiras, invitado por Juan Piqué Vidal, sobre la “Personalidad del estafador”, y cerciorarse uno mismo, que completamente convencido de tener el “mejor abogado” de la ciudad, se ha convertido en una mosca a succionar en una tupida tela de araña. Y nunca estuve de acuerdo con el Fiscal Jefe Vitalicio José María Mena sobre el “caso aislado” Luis Pascual Estevill, el “nos temimos una generalización” se halla más cercano a la realidad. Con la particularidad que a todos les encantaba teorizar y escribir densos libros sobre los delitos que con tanta precisión e impunidad explotaban ellos mismos. Su palo.
En resumen, unos cursos de “autodefensa intelectual”. LA CORRUPCIÓN, una asignatura que solo desde la sufrida experiencia se puede impartir. Una labor apasionante, y peligrosa. Un dato, los dos citados poseen en estos momentos bufetes de 50 profesionales cada uno dispuestos a defender su honor, y en casos concretos su “libertad”, a base de denuncias, abusando de su preeminencia en la Judicatura y el mundo del Derecho. El TERROR del “a éste lo empapelo”. En cuanto a Jiménez de Parga, que se lo pregunten al periodista Félix Martínez, y sobre el encarcelado Piqué Vidal y los cientos que prestan o han prestado servicios en su bufete, no solo tiran y han tirado del barato papel oficial (barato o gratuito en su caso) sino de muchísimas más prácticas corruptas. Y ni pensar que sus jueces, secretarios, fiscales, o incluso notarios, “amigos”…siguen en activo, dispuestos a ganar dinero a como de lugar.
Cursos pues, muy peligrosos, pero alguien deberá empezar a explicar el calvario que puede caerle encima a cualquiera, si como a mí, y miles más, un buen día le llaman de un bufete, consulting o gestoría proponiéndole la defensa o su intervención en un caso concreto. O convencido que tiene razón, la pueda conseguir, o cargado de malicia contra cualquiera de los muchos problemas de la vida, acude a un abogado, y no solo “no tendrá” razón alguna sino que le exprimirán, o algo peor. Si un francés escribió que a un hombre le pueden arruinar “el juego, las mujeres y los ingenieros”, yo siempre he añadido… y también el “mejor abogado” de la ciudad.
Sobre eso y más, y por su abundancia en Barcelona, se imponen unos cursos que además de enseñar a captar, y por tanto defenderse de la abundante corrupción y hasta atropellos “oficiales”, porque además te convierten en delincuente y enemigo público, despierte el olfato para huir de refinados y muy “doctores” profesionales.
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