Cristina Kirchner negando la derrota.
Este zafarrancho que tenemos como gobierno no es lo que se pueda decir un equipo, sino una pandilla. La pandilla permanecerá unida mientras haya algo que robar. Todo lo que podrían robar lo han robado, al menos los botines más grandes, pero ya no quedan muchos botines que saquear, y cuando todos los botines hayan sido saqueados, ellos se convertirán en verdugos unos de otros y el poder político se habrá esfumado.
Pese a ser los jefes de la pandilla abogados que tienen conocimiento del Derecho, no tienen la vocación de defenderlo, no conciben su significado, para ellos la vida es sobrevivir, la supervivencia es todo, la ley del reino salvaje es la única que obedecen: amenaza, intimidación, extorsión, difamación, espionaje, ataque despiadado de violencia contra todo lo que vean como enemigo, persecución, destrucción, fuga. Tal ha sido siempre el comportamiento de las pandillas, en cualquier época y lugar.
No me cabe duda de que tienen hambre de venganza; van a salir a ajustar cuentas; esta derrota electoral no la asimilarán, las bestias no pueden ignorar su naturaleza. Conservar el poder es vital para la supervivencia del parásito, estarán dispuestos a destruir todo lo que amenace la tenencia del poder.
A Francisco De Narváez, a Mauricio Macri a Carlos Reuteman y a quien sea se les ponga en el camino les harán la vida imposible. A estas personas no las tratarán muy diferente de cómo han tratado a otros enemigos como Menem, como Jorge Videla, o como otros militares de la ex Junta Militar, a quienes demonizaron de manera atroz. Si los nuevos presidenciables no son parte de la pandilla, son enemigos. No quisiera estar en los lugares de ninguno de ellos.
El kirchnerismo tiene los días contados. Días más, días menos, sólo es cuestión de tiempo que les llegue el fin, o emprendan la fuga. Sólo un golpe de suerte que consistiría en una oxigenación de las arcas fiscales, fuente de su poder para sobornar, extorsionar, podría mantenerlos más tiempo, pero parece todo muy improbable, nadie les tiene confianza. El dinero ha sido su fuente poder durante los últimos seis años, pero el dinero se acabó; esta gente sólo es poderosa mientras tienen dinero para gastar, dinero, que claro está ellos no crean, sólo saben arrebatarlo.
No hay plan, no hay modelo, no hay ideas acerca de cómo resolver problemas de la comunidad; sólo conocen las leyes de la calle, las leyes que las pandilleros saben por instinto. Y el final de este gobierno será como el de una película de cine donde el malo se ve acorralado siempre cae muerto.
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