La torpeza de los bancos centrales esta vez, la Reserva Federal de los Estados Unidos, también conocida como Fed es evidente en el curso de la historia desde que se creó el primer banco central hace más de 95 años. Esta inutilidad es descripa por Marta Colmenares para Diario de América.
Casi que cada vez que la FED interviene para “ayudar” a la economía, a la postre termina pasando todo lo contrario, por eso es que hay ciclos de “Boom” y “Bust”, ciclos en que la economía entra en auge para terminar estrellándose. Pero estos ciclos suelen ser moderados, y de tres a cinco años de duración.
Lo que pasó con este ciclo es que todo el sistema financiero quiso aprovechar el crédito fácil incrementando muchísimo la cantidad de personas, familias y negocios tomando más créditos cuando al mismo tiempo la cantidad de dinero real que fue para esos préstamos era la misma, es decir, las instituciones financieras incrementaron el total del dinero que dieron en préstamo teniendo básicamente la misma cantidad de dinero. Leer más >>>>
La historia está colmada de hechos violentos pero enseñarla como algo glorioso, un hito y algo que debe ser venerado y objeto de admiración resulta sumamente destructivo y una buena receta para perpetuar y acentuar el mal.
Alberto Benegas Lynch (h)
Si se insiste en recurrir a la expresión “héroe” debería aplicarse a personas excepcionales como Ana Frank, entre muchas otras.
Este artículo fue escrito por AlbertoBenegasLynch (h) en el Diario de América.
Si bien resulta moralmente peor que robe el gobernante encargado de velar por la propiedad de la gente que lo haga el ladrón común, es igualmente condenable cuando se trata del máximo mal, esto es, el secuestro, la mutilación y la matanza. Los terroristas de las FARC mantienen en la jungla colombiana a cientos de personas secuestradas en jaulas, como animales.
Constituye una monstruosidad que en la jungla colombiana los terroristas de las FARC mantengan a cientos de personas secuestradas en jaulas, como animales. Todo lo que se haga para liberar a algunos será siempre bienvenido por todas las personas con algún rastro de decencia. Pero la carnavalada mediática montada por el patético ejemplar del Orinoco, no se condice con la gravedad de la materia.
Por otra parte, me pregunto que sentido tiene que Kirchner haya sido “garante” de lo que hasta el momento es una estrepitosa entrega fallida. El interrogante surge debido a que el es quien ha apañado a terroristas Montoneros y del ERP al límite de convocarlos a su gobierno. Como es de público conocimiento, además de torturar, mutilar y asesinar, aquellos grupos terroristas recurrían sistemáticamente al secuestro como método, al efecto de lograr sus objetivos finales de imponer un sistema totalitario en la Argentina.
Entonces, a menos que se me escape algo, llama poderosamente la atención que la misma persona sea convocada como uno de los “garantes” para la antes mencionada empresa, porque en este contexto se necesita alguna autoridad moral para desempeñarse al frente de semejante misión. Esto va también para el canciller Taiana, precisamente uno de los Montoneros en el gobierno de Kirchner, ahora confirmado por su mujer. La peculiar convocatoria de marras solo se explica porque el que invita es quien quiere atropellar con el canallesco “socialismo del siglo XXI” (como si pudiera modificarse un régimen opresivo con un aditamento del calendario).
Sin duda que es una grotesca hemiplejía moral, por una parte, el condenar con razón los procedimientos aberrantes de quienes combatieron al terrorismo dando lugar a la figura del “desaparecido” en lugar del establecimiento de juicios sumarios, firma de actas y la existencia de responsables y, por otra, poner de manifiesto un salto lógico inaceptable al no condenar a los terroristas que iniciaron la masacre y mucho menos ponerlos en posición de gobernar.
El derecho internacional y los respectivos precedentes protegen la vida de todas las personas, sea en tiempo de paz o de guerra, y no hacen mención de diferencia alguna al condenar como delitos de lesa humanidad los ataques sistemáticos y planeados a ese derecho por parte de grupos organizados, provengan del aparato estatal o de fuerzas irregulares, del mismo modo que, como señala el juez estadounidense Andrew P. Napolitano, las Convenciones de Ginebra y los Protocolos adicionales no hacen diferencia entre ellos para el debido proceso y las consecuentes garantías procesales.
En cambio, la Corte Suprema de la Argentina desconoció hasta el momento estos precedentes diferenciando dos tipos de terrorismos y de matanzas alegando la imprescriptibilidad solo para un grupo, con lo que, en los hechos, resultó en un escudo protector para el terrorismo guerrillero. Es auspicioso que ahora surge del dictamen del Fiscal General de la ciudad de Rosario, ClaudioPalacín, en el caso del secuestro y asesinato del coronel Larraburre, que las acciones delictivas de las bandas terroristas se tipifican como crímenes de lesa humanidad y, por ende, imprescriptibles. Esto no es lo mismo que lo que también acaba de ocurrir en la Sala Primera de la Cámara Federal de la ciudad de Buenos Aires donde, a raíz de la matanza en el comedor de la Policía Federal, se insiste en eximir de la ante dichatipificación a la planificación de exterminios sistemáticos por parte de las organizaciones terroristas. Es de esperar que en las instancias superiores que aun falta recorrer en suelo argentino se reconozca lo establecido en el derecho internacional.
Pero la hemiplejía moral o la moral tuerta está mas extendida aun, así, en el caso argentino, se desconoce el terrorismo de Estado impuesto, por ejemplo, durante la presidencia de Cámpora y la gobernación de Bidegain y, en el campo internacional, los mandatarios argentinos del momento no solo desconocen el terrorismo de Estado en la isla-cárcel cubana durante el último medio siglo, sino que cantan loas de admiración a ese régimen hediondo (hay una fotografía de una de las visitas de Castro a la Argentina donde aparece Kirchner con cara y gesto mimoso, acurrucado en el pecho del barbudo criminal, que resulta una afrenta al decoro y a la civilización).
Entonces, una cosa es la justa condena a procedimientos inaceptables para combatir el terror y otra bien distinta es que muchos gobernantes pretendan tomar por idiota a la gente y que se apunte a liquidar las nociones mas elementales del derecho... aunque muchos de los patrocinadores de esa tesitura alardean de ser defensores de los “derechos humanos”, un concepto por cierto pastoso ya que constituye una redundancia mayúscula que toma en solfa al idioma y a conocimientos jurídicos básicos, puesto que solo los humanos son sujetos de derecho (no así los minerales y los vegetales). Es tan torpe como decir “subo arriba”o “la circunferencia redonda” y otros pleonasmos de similar tenor.
Por último, debe subrayarse que si bien resulta moralmente peor que robe el gobernante encargado de velar por la propiedad de la gente que lo haga el ladrón común, es igualmente condenable cuando se trata del máximo mal, esto es, el secuestro, la mutilación y la matanza, por tanto, “la teoría del demonio” es aplicable por igual a todos los que cometen estos actos deleznables de forma organizada y sistemática, puesto que no puede haber dos demonios, como que no puede haber dos máximos males (porque ya son máximos y, por tanto, ocupan todos los espacios del mal).
En las democracias estatistas y antiliberales de América Latina, la explotación que padecen los pueblos a manos de la clase política muestra que el gobierno del gran ladrón y de las bandas de maleantes sigue vigente después de miles de años. Algunos dictadores han sido más favorables al desarrollo que los gobernantes democráticos. Por eso no es extraño que los desilusionados de la democracia sientan añoranza por la dictadura.
Por Porfirio Cristaldo Ayala
La muerte de Alfredo Stroessner causó pesar a muchos paraguayos. ¿Por qué un pueblo que vive en democracia siente afecto por un dictador que los oprimió, robó y torturó durante 35 años? La democracia estatista que surgió luego de la caída de la dictadura empobreció y hundió en la inseguridad al país y decepcionó a la gente. Para entender esta paradoja quizás sea útil recordar el origen de los gobiernos como ejércitos invasores o bandas de asaltantes que saqueaban los poblados.
Desde el comienzo de la civilización siempre ha habido parásitos que utilizando la fuerza viven a expensas de las mayorías. Los invasores victoriosos o “gran ladrón” en lugar de saquear y matar a los pueblos vencidos en ocasiones se establecían, se volvían gobiernos y los despojaban con impuestos. Pero vivir oprimidos por un gran ladrón es a veces mejor que estar a expensas de bandas de asaltantes o muchos “pequeños ladrones”.
Un dictador o “gran ladrón”, interesado en gobernar un territorio durante muchos años suele preocuparse del bienestar de sus súbditos, ya que cuanto más prósperos son más rentas y riquezas puede quitarles. En cambio, los asaltantes errabundos o “pequeños ladrones” a menudo solo tratan de robar a la gente lo más posible, con celeridad, para luego escapar, como hacen hoy algunos gobernantes “democráticos”.
En las democracias estatistas y antiliberales de América Latina, la explotación que padecen los pueblos a manos de la clase política muestra que el gobierno del gran ladrón y de las bandas de maleantes sigue vigente después de miles de años. Algunos dictadores han sido más favorables al desarrollo que los gobernantes democráticos. Por eso no es extraño que los desilusionados de la democracia sientan añoranza por la dictadura. Una historia parecida se vivió en las colonias europeas de Africa al independizarse en los años 1960.
El dictador o gran ladrón, como Stroessner, es consciente de la necesidad de aplicar políticas de largo plazo como frugalidad fiscal, disciplina monetaria y sólida defensa de la propiedad privada, con el fin de alentar el crecimiento económico y la estabilidad y asegurar la permanencia de sus gobiernos. Un ejemplo fueron las reformas de Pinochet en Chile. Otros dictadores, como Castro, prefirieron consolidarse imponiendo a sus pueblos el socialismo y la igualdad en la pobreza.
La falta de gobernabilidad del último cuarto de siglo de varios gobiernos democráticos que asumieron con poco más de un tercio de los votos y sin mayoría parlamentaria impidieron el avance hacia una democracia liberal, debilitaron el estado de derecho y alentaron políticas populistas de corto plazo probadamente fracasadas, como los monopolios, proteccionismo, redistribución y las expropiaciones arbitrarias en los gobiernos de Chávez, Lula, Kirchner, Duarte Frutos y Morales.
En el estatismo, los gobernantes democráticos, si bien tienen en el Estado un enorme botín, su poder para robar se encuentra notablemente disminuido por la competencia y la disgregación de las fuerzas políticas, al igual que las bandas de asaltantes de tiempos primitivos. Ello les impidió enfrentar la multiplicación de reclamos sociales que promueve el populismo con la aplicación de reformas económicas liberales. Pero lo peor, el debilitamiento del poder político “democratizó” la corrupción en el gobierno.
Los dictadores como Stroessner manejaban celosamente los hilos de la corrupción, asignando a cada jefe militar, ministro, amigo, amante, un “nicho” en donde robar, con franquicias, dólares al cambio oficial, cargos en aduanas o contrataciones y compras del Estado. Los que malversaban por cuenta propia, sin el beneplácito “superior” eran severamente castigados.
La tragedia del estatismo es no solo haber sembrado medidas populistas fracasadas, sino haber desatado una carrera por robar todo en el menor tiempo, como bandas de asaltantes nómadas, arruinando la valoración de la gente por la democracia. La solución a esta desgracia no es volver a la dictadura o al socialismo, sino avanzar a la democracia capitalista, sustentada en las libertades individuales, gobiernos limitados y mercados libres.
Porfirio Cristaldo Ayala, paraguayo, es ingeniero eléctrico y consultor de sistemas de energía eléctrica. Es graduado de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, EE.UU. Es presidente del Foro Libertario, editorialista y columnista del diario ABC Color de Asunción y miembro de la Sociedad Mont Pèlerin.
Este magnífico post que escribio Martha Colemares para Diario de América, cuenta como la tiranía venezolana es la repetición de la historia. Hugo Chávez quiere perpetuarse en el poder, como todo tirano se cree el iluminado que va a salvar al pueblo. El tiempo pasa y la historia se repite. Cambian los hechos pero no la naturaleza de los mismos. El referéndum venezolano, no es la validación de una reforma, ni una constitución nueva, sino la abolición de todo estado de derecho. Es la búsqueda del poder en estado puro y pérdida la civilización.
Hugo Chávez, pareciera que en vez de haber nacido en Sabaneta, un pueblo del estado Barinas, fuera oriundo de la gran Grecia, que si bien es cuna de la democracia lo es también de sus inclementes enemigos: la demagogia y la tiranía.
Su poder de seducción con políticas demagógicas le permitió afianzar su arraigo popular, en sus inicios como gobernante, una manera de asegurarse y acumular todo el poder. La miseria que durante sus 8 años de gestión se ha incrementado considerablemente achacada al pasado, tanta ignorancia y el no haber atendido su incontinencia, le hizo el terreno propicio para arraigar su semilla.
Platón ya en la antigüedad describió los procesos degenerativos de la democracia griega con una exactitud que se antoja profética para juzgar lo que ha pasado en Venezuela. Según el filósofo, la demagogia atrae a los ciudadanos porque se afinca en la adulación.
Y así, el demagogo, investido de facultades y con un pequeño ejército en sus manos, se convertía en tirano. La situación terminaba peor, pues a la pobreza se añadía la represión política, los gastos majestuosos con dinero que no tenía y el afán de la guerra. Recordemos que la Guerra del Peloponeso arruinó a la Hélade y cobró muchas vidas.
Hugo Chávez que hasta con guerras alucina, apertrechado de Kalasnikov, de armas letales y de aviones cazabombarderos Sukhoi-30, de la misma manera que logró generar el enloquecimiento de muchos seguidores, al día de hoy se enfrenta a un creciente rechazo popular, con motivo de la consulta de un proyecto de reforma, de este domingo 2 de diciembre/2007, que no es más que el cambio de la Carta Magna vigente. Ya no le siguen ciegamente.
En cuanto a sus opositores, se acostumbraron a irse por las ramas y no a la raíz de la tragedia que ha significado su gestión como gobernante, porque se acostumbraron a debatirse de derrota en derrota como si estuvieran en democracia.
Cuando el problema radica en seguirle la corriente a Chávez y "combatirlo" en el terreno que él ya tiene preparado, es decir, en caer en sus trampas. Por eso es que yo me he dedicado a documentar la causa de los crímenes o presos por razones políticas porque allí es donde están las pruebas de que estamos desamparados en una dictadura militarista y de corte castrista fundamentalista.
Chávez luce como seductor al estilo victimario convertido en víctima y asusta a quienes lo siguen con un cacareo que lleva todos los años de su mandato con el asunto del magnicidio ficticio. De que su vida corre peligro. Y como buen demagogo les dice que por ello requiere de más poder, escoltas personales fuertemente armadas y reservas civiles también armadas a su merced. Impedir pues, el regreso de los “oligarcas”.
Por eso les dice que necesita perpetuarse.
Ya no hace sino arreciar el cuento del golpe que le quieren dar, acusa a los estudiantes y a la sociedad civil de fascistas, dice que Norteamérica quiere matarlo, los oligarcas quieren matarlo, Uribe quiere matarlo, hasta el canal de noticias CNN quiere matarlo. Es que hasta el canal venezolano Globovisión tiene un juicio por instigación al magnicidio.
Pero resulta que fue él quien tomó por sorpresa al ex presidente Carlos Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992 cuando asaltó la democracia. El sí quiso ser magnicida como lo he escrito tantas veces y probablemente, es la única fantasía que es más difícil de cumplir, de las que le faltan. Porque hasta logró la de ser presidente y ahora quiere entronizarse para siempre como Hugo El Emperador.
¿Qué pasa? Que le hace creer a sus “pobres” que si lo matan, los ricos les van a arrebatar las promesas ficticias a través del discursito del pan y hambre para mañana a que los tiene amansados, y es así como logra el odio de sus seguidores a los “escuálidos”, como así, entre otros calificativos, llama a sus adversarios. Enfrentar a unos con otros.
A mi me encanta cuando los seguidores de Chávez me insultan en mi sitio de Internet, o me han expuesto en un programa del canal del estado, con que si "pagada por la CIA", "oligarca", "desestabilizadora", o hasta... ¡"palangrista"!, cuando escribo cosas como que el 11 de abril 2002 no fue ningún golpe de estado, sino una masacre desobedecida (o un auto-golpe desobedecido), porque esos insultos me hacen ver que les duele, que la Verdad les revienta.
Y cosas como esas son las que tenemos que reivindicar, porque ya sabemos que Chávez se mantiene en el poder a punta no de bayonetas, sino de tergiversaciones, descalificaciones, el sometimiento al escarnio de personas que se le han puesto por delante con su gran dignidad y honor.
O a fuerza de intimidar, acaba de decir que a los “escuálidos”, en este proceso electoral nos dejará como “caimán arponeado”. Ya veremos en unos días cuántos seremos víctimas de un arpón.
Hugo Chávez seduce a lo Maquiavelo: “lo importante no es ser virtuoso, sino parecerlo, lo importante no es ser pobre, sino parecerlo”. Para ello se vale de esta explotación del odio de las clases bajas hacia las medias y altas y el cultivo de un estilo vulgar para poder atacar desde esa plataforma a los “oligarcas”.
De ahí su astucia en lucir “brillante” y el “cuido de su imagen con esmero” (entre comillas), haciéndose pasar o sacando su origen de pobre, porque los pobres no entienden de la millonada en ropa que carga encima, si con el reloj que ostenta su muñeca, podrían comprarse algunas casas para los damnificados que hoy duermen a las puertas del instituto gubernamental de vivienda.
Mucho menos entienden de los gastos vergonzosos multibillonarios de sus viajes, de financiamiento a los terroristas del continente, transmisiones del Alo Presidente, su programa radial desde Cuba, sus trueques, etc., etc., evitando cautelosamente cualquier gesto que lo identifique con los ricos. Por ello es temático cuando dice que no toma whisky. Pero ¡como lo toman sus acólitos!
El pensador alemán Ernst Jünger, buen conocedor del proceso histórico que abarca desde finales de la Primera Guerra Mundial, hasta el nacimiento del mundo globalizado en su obra “El Trabajador”, expresó que “En última instancia, el demagogo de todos los tiempos no es un hombre de Estado, sino un publicista. El arte de gobernar va consistiendo cada vez más en producir en todas esas cosas la ilusión de la libertad; por ello es la propaganda, junto a la policía, el medio principal que se utiliza. Un buen demagogo se ufana de ser democrático”.
De ahí que en su fase demagógica, estos reyezuelos apuestan todo a la imagen, después, cuando su postura está afianzada, recurren a la violencia. Entonces, es demasiado tarde para reaccionar. Como en Venezuela, sin justicia social, los poderes secuestrados, crímenes y presos por razones políticas, violación a los derechos humanos, perseguidos, como nunca antes. Y en base a su afán de licantropía política, se llevó al país con militares y todo.
El tirano-demagogo no piensa en la justicia social, seduce al estilo de planes a corto plazo, con seudo-resultados inmediatos, para conservar el poder pues sabe que los pobres piensan en corto. No ejecuta los tratamientos pertinentes, sino los efectistas, como el charlatán que no sabe cauterizar las heridas, sólo administra analgésicos al enfermo y no lo cura nunca.
Por cierto, Platón hacia mención que despreciaba a los demagogos y a los charlatanes de la medicina: “son tipos despreciables que, por ganarse el favor de sus clientes, terminan matándolos”. Lo que decía, el pan de hoy y hambre para mañana. De ahí que necesita hacer más pobres a sus gobernados cautivos.
Está la otra parte, la vacuna contra la demagogia es la clase media. Ella piensa en cortos plazos, pero también es capaz de pensar en términos más largos. Y como los clase media no son pobres, no exigen dádivas, sino condiciones justas, por eso al tirano se le dificulta seducirlos aunque muchas veces a una gran porción los confunde o se le hace fácil intimidarlos.
Mientras que un político íntegro gobierna con justicia, aunque en ocasiones sus acciones no sean populares, o sea mala la gestión, pero en todo caso, lo hacen en democracia, y ya de eso en el pasado tuvimos experiencia.
También seduce al estilo de la perversidad al pretender su legitimación a través del voto, valiéndose para ello del ventajismo político. ¿Quién puede competir contra ese poder? Es lo que viene a ser el harakiri de la democracia.
Ante esto, muchos no botarán su voto este domingo 2 de diciembre. Es la decisión de personas como Alejandro Peña Esclusa, sometido a una censura inaudita por parte de los medios de comunicación, quien desde hace años viene alertando situaciones fraudulentas ya vividas y del castrismo instalado en Venezuela. Actualmente criminalizado por el régimen.
Otros políticos y analistas calificados como Oswaldo Álvarez Paz, Genaro Mosquera, Alfredo García Deffendini, Luis Marín, Ana Mercedes Díaz, Mohamad Merhi, persona honorable, defensor de los derechos humanos, han suscrito el documento del Frente Patriótico, para desconocer el referéndum del próximo dos de diciembre, “porque el vicio de nulidad absoluta de la reforma no debe ser convalidado, y para descalificar el sistema de fraude electoral y deslegitimar y deslegalizar al régimen e implosionarlo constitucionalmente”.
Aunque eso sí, se participará y participaremos en las formas de protesta que se decida implementar.
No olvidemos que Hitler llegó al poder democráticamente y que también, amparado en los votos, se convirtió en dictador. Tampoco es menos cierto decir que las grandes tiranías de la historia no han sido destronadas por los votos. De ordinario, lo que sucede es que el dictador-demagogo precipita su caída, arrastrando tras de sí al pueblo que supuestamente protegía. Hitler no perdió las elecciones, perdió la guerra...
Precisamente, la seducción tiene su fin. Si aun en Venezuela no ha sucedido ante tantas promesas incumplidas, la asfixia del pueblo, hasta la de su misma gente que se siente burlada y también se resiste a perder sus garantías y libertades, quizá, ese fin ahora esté cerca.
Cuando los resultados de esa mayoría que se muestra desbocada a participar en el proceso fraudulento de este domingo 2/12/07, se encuentre que los votos del No mágicamente se convirtieron en SI, pudiera entonces significar, que la reacción ante el fraude será incontenible. Estamos a pocas horas de saberlo.
El Libro Negro del Comunismo es un trabajo de 800 páginas, publicado en el Diario de América por el columnista Juan Trinado Quintana. Esta el primera parte del libro que se publicará por partes en las próximas semanas.
Juan Trenado Quintana
Se ha podido escribir que la historia es la ciencia de la desgracia de los hombres. Nuestro siglo de violencia (el S. XX) parece confirmar la veracidad de esta frase de una manera contundente, superando al resto de siglos anteriores. Un vistazo retrospectivo impone una conclusión sobrecogedora: fue el siglo de las grandes catástrofes humanas -fue el siglo de dos Guerras Mundiales , el nazismo, sin hablar de tragedias más localizadas en Armenia, Biafra, Ruanda y otros lugares- El imperio Otomano se entregó ciertamente al genocidio de los Armenios y Alemania al de los judíos y gitanos. La Italia de Mussolini asesinó a los etíopes etc. El comunismo se inserta en este tiempo histórico desbordante de tragedias. Es este, el fenómeno trascendental de este breve siglo XX que comienza en 1914 y concluye en Moscú en 1991, se encuentra en el centro mismo del panorama del gran drama del siglo XX. ¿Qué es lo que exactamente designamos bajo la denominación de comunismo? Es necesario introducir aquí una distinción entre la doctrina y la práctica. Como filosofía política, el comunismo existe desde hace milenios ¿Acaso no fue Platón quien en “La República”, estableció la idea de una ciudad ideal donde los hombres no serían corrompidos por el dinero y el poder, donde mandaría la sabiduría, la razón y la justicia? O un pensador y hombre de Estado tan eminente como Sir Tomas Moro, canciller de Inglaterra en 1530 autor de la famosa Utopía ¿acaso no fue otro precursor? La trayectoria utópica da la impresión de ser perfectamente legítima como crítica útil de la sociedad en un sistema en donde existe la libertad de pensamiento y expresión. Sin embargo el comunismo del que hablamos aquí no se sitúa en el cielo de las ideas. Se trata de un comunismo muy real que ha existido en una época muy determinada, en países concretos, encarnadas por dirigentes célebres- Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Minh, Castro etc. Sea cual sea el grado de implicación de la doctrina comunista anterior a 1917en la práctica del comunismo real se puso en funcionamiento una represión sistemática ¿Es inocente sin embargo la ideología? Algunos espíritus apesadumbrados siempre podrán defender que ese comunismo realmente no tenía nada que ver con el comunismo ideal. Sin embargo como escribió Ignacio Silone “verdaderamente las revoluciones como los árboles se reconocen por sus frutos” No careció de razones el que los socialdemócratas rusos, conocidos por el nombre de bolcheviques, decidieran en noviembre de 1917 denominarse comunistas. Tampoco se debió al azar, el que erigieran al pie del Kremlin un monumento a la gloria de los que consideraban sus precursores (T. Moro o Campanella). Superando los crímenes individuales, los asesinatos puntuales circunstanciales, los regímenes comunistas, a fin de asentarse en el poder erigieron el crimen en masa en un verdadero sistema de gobierno. A los autores de este libro se nos replicará que la mayoría de estos crímenes de este libro correspondían a una legalidad aplicada por instituciones que pertenecían a regímenes en ejercicio reconocidos en el plano internacional. Pero ¿acaso no pasó lo mismo con el nazismo? Los crímenes que exponemos en este libro no se definen de acuerdo a la jurisdicción de los regímenes comunistas, sino con la del Código no escrito de los derechos naturales de la Humanidad. ¿De qué vamos a hablar? ¿De qué crímenes? El comunismo ha cometido innumerables: primero crímenes contra el espíritu, pero también crímenes contra la cultura universal y contra las culturas nacionales. Stalin hizo demoler centenares de iglesias en Moscú. Ceaucescu destruyó el corazón histórico de Bucarest. Pol pot ordenó desmontar piedra a piedra la catedral de Phnom Pehn Durante la revolución cultural maoísta, los guardias rojos destrozaron tesoros innumerables. Sin embargo por graves que pudieran ser a largo plazo estas destrucciones para las naciones implicadas y para la Humanidad en su totalidad ¿qué peso puede tener frente al asesinato masivo de personas, de hombres de mujeres y de niños?. El asesinato por métodos diversos (fusilamientos, horca, ahogamiento, apaleamiento, gas militar, veneno o accidentes automovilísticos), la destrucción por hambre (hambrunas provocadas y /o no socorridas) y la deportación, o sea la muerte que podía acontecer en el curso de transporte (marchas a pie o en vagones de ganado) trabajos forzados (agotamiento enfermedad, hambre, frío). El caso de los periodos llamados “de guerra civil” es más complejo: no resulta fácil distinguir lo que deriva de la lucha entre el poder y los rebeldes y lo que es matanza de poblaciones civiles No obstante podemos establecer un primer balance numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesitará largas precisiones (que se harán a lo largo de los siguientes artículos): -URSS, 20 millones de muertos -China, 65 millones de muertos -Vietnam, 1 millón de muertos -Corea del Norte, 2 millones de muertos -Camboya, 2 millones de muertos -Europa occidental, 1 millón de muertos -América latina, 150 000 muertos -África, 1,7 millones de muertos -Afganistán, 1,5 millones de muertos -Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder , 10 000 muertos -En total la cifra se acerca a los cien millones de muertos Este grado de magnitud oculta grandes diferencias entre las distintas situaciones. Resulta indiscutible que en términos relativos “la palma” se la lleva Camboya, donde Pol Pot mató en menos de tres años a la cuarta parte de la población total del país de la forma más atroz. Sin embargo la “experiencia” maoísta sobrecoge por la magnitud de la masa. En cuanto a Rusia, hiela la sangre por su aspecto experimental pero perfectamente reflexionado, “lógico” y político. En un libro publicado en Berlín en 1924 titulado “El terror rojo en Rusia” el historiador ruso y socialista Serguei Melgunov, citaba a Latzis, uno de los primeros jefes de Cheka (la policía política soviética) que el 1 de noviembre de 1918 proporcionó directrices a sus esbirros “No hacemos la guerra contra las personas en particular. Exterminamos a la burguesía como clase. No busquéis durante la investigación documentos o pruebas sobre lo que el acusado ha cometido, mediante acciones o palabras, contra la autoridad soviética. La primera pregunta que le debéis formular es la de a qué clase pertenece, cuáles son sus orígenes, su educación, su instrucción y su profesión”. De entrada Lenin y sus camaradas se situaron en el marco de una guerra de clases sin compasión en la que el adversario político, ideológico o incluso la población recalcitrante eran considerados –y tratados- como enemigos y debían ser exterminados. Los bolcheviques decidieron eliminar toda resistencia (incluso pasiva) de grupos y colectivos enteros de población En los años 20 los cosacos fueron eliminados por su condición de tal (genocidio). Los hombres fueron fusilados y las mujeres, los niños y los ancianos fueron deportados. Lenin asimilaba a los cosacos con la Vendée durante la Revolución Francesa. La deskulakización de 1930-1932 fue una reanudación a gran escala de la descosaquización. Por lo que se refiere a la gran hambruna ucraniana de 1932 –1933, vinculada a las resistencias de las poblaciones rurales, provocó en unos meses la muerte de seis millones de personas. Se pone en funcionamiento un instrumento peculiar de los regímenes comunistas, la utilización sistemática del “arma del hambre”. El régimen tiende a controlar la totalidad de alimentos disponibles y, mediante un sistema de racionamiento a veces muy sofisticado, solo la redistribuye en función del mérito o del “demérito” de unos y de otros. Este salto puede llegar a provocar gigantescas hambrunas. Recordemos que en el periodo posterior a 1918, solo los paises comunistas conocieron hambres que llevaron a la muerte (*nota de Juan Trenado, “gracia” me hace al saber esto, que uno de los axiomas sobre el que se asienta el marxismo- teórico- es que el hambre es el elemento de explotación y de alienación del trabajador en el capitalismo) Además de la cuestión de la responsabilidad directa de los comunistas en el poder, se plantea la de la complicidad y si son estos igualmente asimilados a los crímenes contra la Humanidad. De los años 20 a los 50 los comunistas de todo el mundo aplaudieron hasta romperse las manos la política de Lenin y de Stalin. En 1969 escribía Conquest “El hecho de que tanta gente “avalara” de manera efectiva la gran purga fue sin duda uno de los factores que la posibilitaron”. Centenares de miles de personas entraron en las filas de la internacional comunista y de las secciones locales del “partido mundial de la revolución”. En los 50 a 70, centenares de miles de personas incensaron al gran timonel de la revolución China y cantaron los méritos de la revolución cultural. En una época aún más cercana fueron numerosos los que se felicitaron porque Pol Pot había tomado el poder. Muchos responderán que no sabían nada.... en muchos casos era cierto, pero en otros muchos fue la consecuencia de una ceguera provocada por una fe militante (a partir de los 50 muchos de estos hechos eran ya de sobra conocidos e indiscutibles). Ahora bien, si muchos de estos turiferarios han abandonado hoy sus ídolos de antaño, lo han hecho de manera silenciosa y discreta ¿Qué debe pensarse de la amoralidad profunda que se da en renunciar a un compromiso público en el secreto de las almas sin extraer ninguna lección de ello? Que cada conciencia responda. Los métodos represivos puestos en funcionamiento por Lenin y sistematizados por Stalin y sus émulos no solo recuerdan los métodos nazis sino que muy a menudo los precedieron. A este respecto Rudolf Hess, el encargado de crear el campo de Auschwitz señalaba el carácter sistemático copiado de los rusos, por el cual se eliminaban a poblaciones enteras empleándolas a la vez en trabajos forzados. Desde finales de los veinte, la GPU (nueva denominación de la Cheka) inauguró un método de cuotas: cada región, cada distrito debía detener y fusilar o deportar un porcentaje dado de personas que pertenecieran a segmentos sociales enemigos. Estos porcentajes eran definidos por la dirección del partido. La locura planificadora y estadística no solo afectaba a la economía sino que también se apoderó del ámbito del terror (normalmente se superaba estas cuotas –como es comprensible, había que hacer méritos ante el partido-) ¿Qué se sabía de los crímenes del comunismo? ¿Qué se quería saber? ¿Por qué ha sido necesario esperar a finales del S.XX para que este tema acceda a la condición de objeto de estudio científico?¿Por qué no se le ha otorgado la misma atención que a los crímenes Hitlerianos?¿Por qué mientras los nombres de Himmler o Eichman son conocidos mundialmente como símbolos de la barbarie contemporánea , los Dzerzhinsky, Yagoda, o Yezhov son ignorados?. En cuanto a Lenin Ho chi minh o incluso Stalin aún siguen teniendo (aunque parezca mentira) derecho a alguna sorprendente reverencia en Europa y América Latina Las razones de esta ocultación son múltiples y complejas. En primer lugar ha tenido su papel la voluntad de los verdugos de borrar las huellas de sus crímenes y de justificar lo que no podían ocultar. El informe secreto de Jruschov de 1956 que constituyó el primer reconocimiento de los crímenes por los mismos dirigentes comunistas, es el intento de un verdugo que intenta salvarse el, imputándoselos todos a Stalin- posteriormente continuó con las mismas estructuras, los mismos hombres y las mismas ideas asesinas-. Cuando no podía ocultar los hechos los verdugos se las ingeniaron para justificar los hechos maquillándolos groseramente. Después de haber reivindicado el terror, lo erigieron en figuras alegóricas de la Revolución así por ejemplo “cuando se corta la madera, saltan astillas” “no se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos”, etc. Sin duda lo peor fue alcanzado por la perversión del lenguaje. Ahora bien, la propaganda comunista es fácil de corregir... pero es difícil restaurar si es que por propia voluntad se ve defectuosamente. Frente a la propaganda comunista, occidente dio muestras de una ceguera excepcional, enredado a la vez por la ingenuidad frente a un sistema particularmente retorcido y criminal Además de todo esto, la ocultación de la dimensión criminal del comunismo se relaciona con razones más específicas: 1. La primera tiene que ver con la idea misma de revolución y sus símbolos. Todavía hoy -bandera roja, internacional, puño en alto- resurgen en cada movimiento social de envergadura. El Ché Guevara vuelve a ponerse de moda. Se tiene por tanto una verdadera falta de conciencia del significado de símbolos y la historia de estos 2. La segunda razón tiene que ver con la participación en la victoria sobre el nazismo, que permitió a los comunistas enmascarar bajo un patriotismo ardiente sus objetivos finales que tenían como meta la toma del poder. El antifascismo se convirtió en una etiqueta definitiva y le ha sido fácil, en nombre del antifascismo hacer callar a todo aquel que se opusiera a el. 3. La última razón, la más sutil y la más delicada de expresar. El genocidio de los judíos ocupó todo el espacio reservado a la percepción del terror en masa durante el s. XX. Sin lugar a dudas fue horroroso, pero en medio siglo todo el espacio trágico fue ocupado por el drama judío (películas, reportajes, etc.). El primer gran cambio se da en 1956 con el informe Jrushchov. Su objetivo de fondo, salvarse él. En 1961 propuso erigir un monumento a las victimas de Stalin y la publicación de “un día en la vida de Iván Denissovich” de Aleksandr Solzhenitsyn. En 1964 Jruschov fue brutalmente depuesto de todos sus cargos. El informe de 1956, transformó de golpe la condición de la idea comunista en el universo. Ahora la voz no procede de occidente sino de Moscú. Hubo que esperar hasta 1979 a que el partido comunista de Mao reconociera grandes errores, lo que hasta 1957 eran “grandes” méritos, los vietnamitas no abordan la cuestión y Castro aún hoy, sigue en su paraíso comunista con 11 millones de presos políticos (en la isla) millones de exiliados, y miles de fusilados o encarcelados. Hasta este momento la denuncia de crímenes comunistas solo había procedido de “los enemigos”, los anarquistas o los disidentes trotskistas. La voluntad de testificar a los huidos de las matanzas era grande... sin embargo se les escuchó poco o nada. En los años ochenta la gran obra de A.Solzhenistsyn –Archipielago Gulag y después el “Ciclo de los nudos” de la revolución rusa- provocó un verdadero trauma en la opinión pública. Pese a todo a Solzhenistsyn le fue difícil atravesar la costra de la mentira que invadía a la opinión pública. A día de hoy no solamente los archivos confirman estos hechos y testimonios, sino que permiten ir mucho más allá. Los archivos internos del sistema de represión de la antigua URSS, de las antiguas democracias populares y de Camboya, arrojan luz sobre una realidad aterradora: el carácter masivo y sistemático del terror A lo largo de los seis artículos restantes resumiré las 800 hojas del terror correspondientes a los cinco bloques (más las conclusiones) en los que se divide “El libro negro del comunismo”. Este libro es sin lugar a dudas un monumento a la memoria y a la Historia del siglo XX y de sus víctimas: Bloque I “Un Estado frente a su pueblo. Violencias, terrores y represiones de la URSS” Bloque II “Revolución mundial, Guerra civil y terror” Bloque III “La otra Europa Víctima del comunismo” Bloque IV “Comunismos de Asia: entre la reeducación y la matanza” Bloque V “El tercer Mundo” Conclusiones: ¿Por qué?
La igualdad – de derechos- sólo es posible en un marco competitivo racional de libre mercado, donde los sujetos interactúan buscando su beneficio particular por razón de su supervivencia, en donde las elecciones “se toman” por discriminación racional.
La igualdad de derechos es incompatible con la igualdad de resultados y la igualdad de oportunidades ya que en ellas, las cuatro premisas no se dan.
El principio inspirador de la culpa no es principalmente, hoy en día, la trasgresión de la moral. El principio determinante de esta nueva culpa, son los políticos y sus correas de transmisión mediáticas, que dicen y deciden el ámbito de lo pensable y lo impensable, lo que es cierto y lo que no, lo que tiene sentido y lo que es delirio.
Los políticos y sus correas de transmisión mediáticas son el principio inspirador de la culpa.
“Raskolnikov experimentó súbitamente la sensación de una parálisis general, como ocurre durante esas pesadillas en el que uno se cree perseguido por enemigos y parece que están a punto de alcanzarle, mientras se encuentra como clavado en suelo sin poder moverse ( ... ) Raskolnikov miraba aterrado al cerrojo esperando verlo saltar de un momento a otro (...)salió de la casa, Raskolnikov no tenía su cabeza segura, cuanto más andaba, más se oscurecían sus ideas ...Tenía la sensación de que le iban siguiendo, sin embargo, quedó sorprendido al llegar al malecón y ver tan poca gente , y temiendo que se fijaran en él en un lugar tan solitario , y a pesar de que apenas tenía fuerzas para andar, no dejó de dar un gran rodeo para volver a su casa...” ( Fragmento de “Crimen y castigo” de F . Dostoievsky).
Muchos de los que posen sus ojos sobre estas líneas habrán reconocido en seguida el clásico “Crimen y Castigo”. Para aquellos que no lo hayan hecho aún, sin ánimo de desmenuzar tan extraordinario libro, simplemente diré que se trata de una novela psicológica sobre la generación del sentimiento de culpa en la persona, cuando esta no actúa según unos principios morales. El sentido de culpabilidad parte de la distinción, en sus diferentes grados, de las categorías, bueno- malo, deseable – indeseable, moral- inmoral. Es incuestionable que en occidente la rectitud, la responsabilidad de la actividad moral ha estado (¿esta?) íntimamente unida a la noción de pecado. Y que por tanto se encuentra en las raíces de lo que somos y hemos conseguido (aunque actualmente reneguemos de ello). Tenemos lo que fuimos y tendremos lo que somos. Es decir si occidente es lo que ha llegado a ser, el único lugar donde cabe la defensa de los Derechos Humanos precisamente por su naturaleza o razón de ser, del conjunto de experiencias de los siglos pasados. La pregunta inmediata es ¿qué sucederá (qué tendremos) si se produce un cambio substancial en el presente?... El tiempo, una vez más, dictará sentencia. Por ello creo (pese a Freud y sus seguidores) que la “ecuación”: Posibilidad de que yo me sienta culpable = Tendencia a la responsabilidad individual. En términos generales no es negativa. Es más, la responsabilidad individual implica, casi siempre, progreso a largo plazo. O dicho de otra forma, no se puede progresar (en casi ningún campo) si no se es responsable de los actos cometidos.
El proceso de globalización que se inició en el último tercio del siglo XX no solo ha tenido efectos positivos como el intercambio de personas, información, capitales y mercancías con el consiguiente incremento de la riqueza. También la globalización ha tenido y tiene un lado oscuro... la cara de la moneda donde han bailado y comido prácticamente todos los partidos europeos y parte del partido Demócrata americano. Y es el hecho de que la globalización ha producido una difuminación del sentimiento individualizado de culpa en la sociedad occidental. Incapacitando de esta forma la voluntad de las personas en la creación de su propio destino. Requiriendo a gritos la ayuda de la administración. Pero a pesar de todo, este desvanecimiento de la noción de bien y mal, no ha producido una mengua de la culpa... solamente la ha transformado, produciéndose una mutación. La ha colectivizado.
De esta forma comprobamos que el principio inspirador de la culpa no es principalmente, hoy en día, la trasgresión de la moral. El principio determinante de esta nueva culpa, son los políticos y sus correas de transmisión mediáticas, que dicen y deciden el ámbito de lo pensable y lo impensable, lo que es cierto y lo que no, lo que tiene sentido y lo que es delirio.
Los gobernantes han pasado a ser chamanes y sacerdotisas que contemplan los augures de su estrategia política . Leen y proyectan la culpa en la masa de personas dependientes e imponen una penitencia o sacrificio (generalmente en forma de impuestos ...que “curiosamente” les mantiene en su poder e influencia) Impuestos y tasas que por supuesto, lavarán la imagen sucia que se nos impone previamente.
Por ello, y como consecuencia lógica de mi argumentación. Nos encontramos con que el movimiento de mayo del 68 ha contribuido a la globalización de forma mucho más determinante que cualquier multinacional, acumulación de capital o el desarrollo de las tecnologías (EL 68 fue el punto de inflexión entre el socialismo real, causante de más de cien millones de muertos y el socialismo progre actual / socialismo-carnaval) puesto que este último nada en ese océano de culpa (con permiso del cambio climático y demás apocalipsis de bolsillo), desarticulando los mecanismos de independencia que están en las raíces de occidente. Me produce cierta gracia, la violencia/ odio de los llamados “movimientos anti-globalización”ya que estos no son más que colectivos penitentes que se flagelan por ese gigantesco sentimiento de culpa global generado. Lo único que hacen es potenciar el proceso, eso si, desde su cara más siniestra.
La solución a todo este panorama se podría resumir en una sola palabra “liberalizar”. Sencilla solución en teoría, pero difícil de llevar a la práctica por esa fuerte pulsión de culpa global. Solamente cuando la persona se encuentra sola en el camino, (sin ningún poder tuitivo que le dirija de la cuna a la tumba) en la consciencia de sus necesidades y sus capacidades, comprende que tiene dos posibilidades: o rebozarse en el fango y tener una existencia vacía o ser moralmente responsable y forjar su propio destino dentro de sus limitaciones, a imagen de su moral y de sus sueños.
El Liberalismo es una doctrina orientada hacia la conducta del hombre en este mundo, en el mundo material. No promete la felicidad, sólo promete la satisfacción más completa de sus necesidades materiales.
Por Ricardo Valenzuela
Desde hace años he yo expresando mi gran frustración por la capirotada ideológica que México vive en estos momentos. Es obvio y notable que México atraviesa por tiempos de cambios, el mundo entero los está viviendo. Hemos iniciado el siglo XXI abandonando la era de la economía industrial para abordar la era de la economía de la información, del conocimiento, de la computadora como la herramienta básica de nuestro desarrollo, del capital intelectual como la inversión más productiva, una era en la cual se habla, inclusive, de finanzas nucleares y dinero cibernético. Sin embargo, a pesar de estar ya inmersos en la era de la información, jamás había yo atestiguado tanta gente desinformada, despistada, confundida y, lo más grave, tan dogmática en cuanto a la afirmación de sus ideas deformadas. Al inicio del tercer milenio el deporte favorito de profesores, intelectuales, políticos, periodistas, empresarios, profesionales, líderes, etc., es arremeter en contra del “neoliberalismo”. La receta favorita de tales filósofos, encontrar una “tercera avenida” y en cada esquina nos encontramos al nuevo Keynes tropical inventando la nueva poción del salvamento. Recientemente tuve la oportunidad de disfrutar un programa de televisión de ese gran liberal, John Stossel, en relación a este controversial tema. Ha sido para mí una de esas raras oportunidades de ver luz ante las agresiones dementes que han cobrado forma los últimos años. En primer lugar, Stossel, refiriéndose al problema de la socialización de los servicios de salud alrededor del mundo, hace una afirmación por demás sabia: “el neoliberalismo no existe”, es un término inventado por los filósofos de banqueta enemigos del verdadero “liberalismo”. Entonces, ¿contra qué arremeten nuestros intelectuales? ¿Contra algo que no existe? ¿Contra algo imaginario? Porque ellos nunca definen al enemigo, solo arremeten contra ese ser imaginario y maligno: “el neoliberalismo”. Ante las alabanzas al sistema socializado de salud en Canadá, Stossel nos muestra cómo los canadienses tienen que esperar hasta seis meses para un servicio médico de urgencia, un año para un dentista. El problema es tal, que ha nacido una industria de pacientes construyendo puentes hacia el servicio médico privado de los Estados Unidos. “El gobierno por tradición es inepto porque no tiene competencia”, afirma Stossel, luego pregunta ¿por qué todos los líderes de países socialistas vienen a Estados Unidos para solucionar sus problemas de salud? Lo que nuestros amigos intelectuales llaman neoliberalismo, es lo que Adam Smith conoció como monarquía o feudalismo, es decir, el Rey y sus señores feudales repartiéndose la riqueza, las propiedades, los negocios, las concesiones, los territorios de las colonias. Cerrando los mercados a la competencia para que los señores feudales puedan seguir exprimiendo a los “súbditos” con monopolios, oligopolios, etc., es la economía de la edad media o de la época colonial en la Nueva España afinada con computadoras, jets ejecutivos, guardaespaldas y apartamentos en Park Avenue, en Nueva York. Eso sí, una gran retórica de su amor por los mercados y el combate a la pobreza. “La emergencia del LIBERALISMO en el siglo XVII fue una reacción en contra de los monarcas y los aristócratas que vivían del trabajo productivo del pueblo”. David Boaz. Lo que los señores intelectuales identifican como las agresiones globales del neoliberalismo, es sólo un sistema controlado e intervenido al cual los verdaderos mercados libres se están desmantelando. Es el sistema en el cual por años el Estado ha definido quiénes son ganadores y perdedores, los premiados, los desposeídos. Son los mercados aprisionados en el mismo traje por muchos años, ahora el chico (el mercado) ha crecido, ya no le queda el traje y lo está rompiendo por todos los ángulos. Son los mercados calificando el capitalismo CRONY de Japón, el capitalismo familiar de Indonesia, el capitalismo gangsteril de Rusia, el capitalismo tropical y corrupto de toda América Latina, el capitalismo del narcotráfico en Sudamérica, el capitalismo mexicano de Slim. Los intelectuales claman que el “neoliberalismo” es cruel pues sólo toma en cuenta aspectos materiales. Bueno, yo no sé el neoliberalismo, pero el “liberalismo” es una rama de la ciencia económica que simplemente trata de resolver necesidades materiales crecientes con recursos muy escasos, en un ambiente de libertad. ES TODO, no se trata de moralizar a la sociedad o extirpar el pecado. Para eso tenemos la religión y las familias, la economía en sí es material, debe de ser material, es la satisfacción de necesidades materiales, no espirituales ni morales. El Liberalismo es una doctrina orientada hacia la conducta del hombre en este mundo, en el mundo material. No promete la felicidad, sólo promete la satisfacción más completa de sus necesidades materiales. Los mercados en un ambiente de libertad, no hay duda, ofrecen oportunidades para todos y, en una economía competitiva, satisfactores mejores, más abundantes y a los mejores precios para las necesidades materiales del ser humano… y ganancias para los que los produzcan. El liberalismo no consuela al triste, ni divierte al aburrido. En este ambiente de libertad y “responsabilidad”, el ser humano debe conducirse de acuerdo a sus principios, valores, su ética, sus creencias religiosas que deben de estar implícitas en sus iglesias, templos o sinagogas, pero, sobre todo, con lo que hemos aprendido en nuestros hogares. El Estado y la ciencia económica no tienen ningún campo en la formación moral de las sociedades. El ser humano se comporta en los mercados y en sociedad de acuerdo a sus valores morales y éticos ya incrustados en su interior. El mercado no moraliza ni corrompe al ser humano cuando el corazón está ya corrupto. El hombre debe ser responsable de sus corrupciones internas que construyen su exterior. El mercado no hace juicios morales, son sus participantes los que deben de aplicar esos principios. La economía austriaca define la Paraxeología como el ofrecer al mundo el conocimiento y la información de las “consecuencias” de los diferentes tipos de acción humana. El orden, la armonía, la eficiencia de los mercados libres y voluntarios. El desorden, el conflicto, la ineficiencia de la coerción e intervencionismo. La Paraxeología sólo nos informa cómo los principios voluntarios de los mercados libres nos llevan hacia la libertad, prosperidad, armonía, eficiencia y orden; mientras que la coerción y la intervención gubernamental nos llevan al conflicto, explotación del hombre por el hombre, ineficiencia, pobreza, y caos. La Paraxeología no hace juicios éticos o morales.
Hacen seis años. 2833 personas inocentes asesinadas sin culpa alguna. Todos fueron víctimas del odio a los Estados Unidos; su pecado era ser estadounidense; el odio a esa nación: el éxito de una comunidad civilizada.
¿Qué han conseguido los terroristas y los árabes con este salvajismo? La respuesta es: nada. Por el contrario los Estados Unidos emergen con más fuerza. Después de este suceso el sueño americano de sus Padres Fundadores, que deseaban una nación donde gobernasen las leyes y no los hombres cobran más valor.
Desde todos los lugares del mundo las naciones posan su mirada en ellos, herederos de un sueño de libertad se han convertido en los dueños del destino de muchos.
Francisco Arias Cárdenas es el embajador de Venezuela en la ONU, y fue en un principio partidario de Chávez y estuvo involucrado en el golpe de estado fracasado de 1998, pero ahora no se que pasó. Acusa abiertamente a Hugo Chávez de asesino, enfermo y paranoico en el portal del Diario de América.
-No hay desempleo, pero nadie trabaja.
-Nadie trabaja, pero todos cobran.
-Todos cobran, pero no hay nada que comprar con el dinero.
-Nadie puede comprar nada, pero todos son dueños de todo.
...-Todos son dueños de todo, pero nadie está satisfecho.
-Nadie está satisfecho, pero el 99% de las personas vota por el sistema.
El gobierno es bueno en una cosa: sabe como romper las piernas, entregar las muletas, y decir “Acaso no lo ve, si no fuera por el gobierno, usted no podría caminar” – Harry Browne
"Los impuestos transforman al ciudadano en súbdito, a la persona libre en esclava y al Estado (nuestro supuesto servidor) en dueño de nuestras vidas y haciendas. Cuanto mayores son los impuestos y más insidiosa la acción recaudatoria, más súbditos y más esclavos somos del Estado" (Arthur O. Fraser, economista y sociólogo ...
"Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza. El político en sí no me inspira ningún respeto. Como político."
Jorge Luis Borges
"Cuando vean que para producir necesitan obtener la aprobación de quienes no producen nada; cuando vean que el dinero fluye a quienes comercian no en bienes sino en favores; cuando vean que los hombres se hacen más ricos a través de la estafa que del trabajo, y sus leyes no lo protegen de ellos, pero los protegen a ellos de ustedes; cuando vean que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en un sacrificio personal; sabrán que su sociedad está condenada" (Ayn Rand)
Recordando a mi querido amigo Juan Carlos
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Hoy, día de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, quiero
recordar a mi querido amigo Juan Carlos Alsar, que tranquilamente se fue el
3 de s...
Punto de no retorno
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El año pasado el presidente del Tribunal Constitucional, Iván Aróstica fue
agredido antes de que se pronunciara sobre la l...
Pedro Javier Benegas (1955-2014)
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Y te fuiste nomas Pedrito, te fuiste en una calle de Buenos Aires, esa
ciudad que amabas tanto y a la que le diste tanto, esa que te vio llegar a
principi...
Intervención en Libia
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Este sábado comenzaron los ataques sobre Libia. En primer lugar, los
bombardeos vinieron de parte de la Fuerza Aérea francesa, a la que se
sumaron después ...
Mis conclusiones
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La habilidad de Néstor para separar y enfrentar sigue intacta, y la de
dañar la mejora día a día. Como siempre en la Argentina, todos hablan de
los derecho...
Mis manos... mi espíritu... mi cielo... mi bosque... esta tierra mía... ¿Qué debo añadir? Estas son las palabras. Esta es la respuesta.
Estoy aquí de pie, en la cumbre de la montaña. Levanto mi cabeza y extiendo mis brazos. He aquí mi cuerpo y mi espíritu, he aquí el fin de la búsqueda. Deseaba conocer el sentido de las cosas. Yo soy el sentido. Deseaba encontrar un permiso para existir. No necesito permiso alguno para existir; ni que me den el visto bueno para vivir. Yo soy el permiso y el visto bueno.
Son mis ojos los que ven, y la mirada de mis ojos confiere belleza a la tierra. Son mis oídos los que oyen, y la audición de mis oídos da su canción al mundo. Es mi mente la que piensa, y el juicio de mi mente es la única linterna que puede hallar la verdad. Es mi voluntad la que elige, y la elección de mi voluntad es el único edicto que debo respetar.
He conocido muchas palabras, algunas resultaron sabias y otras resultaron falsas, pero sólo tres son sagradas: "¡lo deseo así!"
Cualquiera que sea el camino que yo tome, la estrella que me guía está en mi interior; la estrella que me guía y la brújula que señala el camino. Señalan en una única dirección. Señalan hacía mí.
No sé si esta tierra en la que estoy es el corazón del universo o si no es más que una mota de polvo perdida en la eternidad. Ni lo sé ni me importa. Pues sé qué felicidad puedo alcanzar en esta tierra. Y mi felicidad no requiere un propósito más elevado para ser vindicada. Mi felicidad no es el medio para fin alguno. Ella es el fin. Es su propio objetivo. Es su propia razón de ser.
Tampoco soy yo el medio para que otros lleguen a los fines que anhelan conseguir. No soy una herramienta para que me usen. No soy un sirviente de sus necesidades. No soy un vendaje para sus heridas. No soy un cordero a sacrificar en sus altares.
Soy un hombre. Este milagro de mi ser está para que lo posea yo y lo vele yo, y lo guarde yo, y lo use yo, y sea yo quien se arrodille ante él.
No cedo mis tesoros ni los comparto. La fortuna de mi espíritu no está para ser convertida en monedas de cobre y ser esparcida al viento cual limosna para los pobre de espíritu. Yo guardo mis tesoros: mi pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el mayor de ellos es la libertad.
Nada debo a mis hermanos, ni voy buscando que estén en deuda conmigo. A nadie le pido que viva por mí, ni me ofrezco para vivir por los demás. No anhelo el alma de ningún hombre, ni está mi alma para que la anhelen los demás.
No soy ni amigo ni enemigo de mis hermanos, sino tan sólo lo que cada uno de ellos se merezca. Y para ganarse mi amor, mis hermanos han de hacer más que haber nacido. No otorgo mi amor sin razón alguna, ni al primero que se cruce en mi camino y me lo pida. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que cada cual ha de ganarse.
Escogeré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Y escogeré sólo a los que me satisfagan, y a ellos les amaré y respetaré, pero no les mandaré ni les obedeceré. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solos cuando así nos parezca preferible. Pues en el templo de su espíritu, cada hombre está solo. Que cada hombre guarde su templo intacto e inmaculado. Y entonces, que una sus manos con otros si lo desea, pero sólo más allá de su sagrado umbral.
Pues la palabra "Nosotros" jamás debe pronunciarse, salvo por propia elección y como segundo pensamiento. Esta palabra jamás debe ocupar el primer lugar en el alma del hombre; que sino se convierte en un monstruo, la raíz de todos los males sobre la faz de la tierra, la raíz de la tortura del hombre por parte de los hombres, y de una mentira indecible.
La palabra "nosotros" es como cal que se vierte sobre los hombres, se va depositando y se endurece como una piedra aplastándolo todo bajo su peso. Y lo blanco y lo negro se pierden en su color grisáceo. Es la palabra con la que los depravados roban la virtud a los hombres rectos, con la que los débiles roban el poderío a los fuertes, con la que los necios roban el conocimiento a los sabios.
¿En qué se queda mi alegría si todas las manos, incluso las más inmundas, pueden manosearla? ¿En qué se queda mi sabiduría si hasta los necios pueden mandarme? ¿En qué se queda mi libertad, si todas las criaturas, incluso las más viles e impotentes, son mis amos? ¿En qué se queda mi vida, si he de inclinarme, aceptar y obedecer?
Pero ya no tolero más este credo de corrupción.
He acabado con el monstruo "Nosotros", la palabra de la servidumbre, el saqueo, la miseria, la falsedad y la infamia.
Y ahora veo el rostro del dios, y alzo este dios sobre la tierra, este dios que los hombres han buscado desde que existen, este dios que les dará la alegría, la paz y el orgullo.
Este dios, esta sola palabra: “Yo”.
EL ALEGATO DE HOWARD ROARK
Miles de años atrás, un gran hombre descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la misma estaca que había enseñado a encender a sus hermanos. Seguramente se le considero un maldito que había pactado con el demonio. Pero, desde entonces, los hombres tuvieron fuego para calentarse, para cocinar, para iluminar sus cuevas. Les dejó un legado inconcebible para ellos y alejó la oscuridad de la Tierra. Siglos más tarde un gran hombre inventó la rueda. Probablemente fue atormentado en el mismo aparato que había enseñado a construir a sus hermanos. Seguramente se le consideró un trasgresor que se había aventurado por territorios prohibidos. Pero desde entonces los hombres pudieron viajar más allá de cualquier horizonte. Les dejó un legado inconcebible para ellos y abrió los caminos del mundo. Ese gran hombre, el rebelde, está en el primer capítulo de cada leyenda que la humanidad ha registrado desde sus comienzos. Prometeo fue encadenado a una roca y allí devorado por los buitres, porqué robó el fuego a los dioses. Adán fue condenado al sufrimiento porque comió del fruto del árbol del conocimiento. Cualquiera sea la leyenda, en alguna parte en las sombras de su memoria, la humanidad sabe que su gloria comenzó con un gran hombre y que ese héroe pagó por su valentía. A lo largo de los siglos ha habido hombres que han dado pasos en caminos nuevos sin más armas que su propia visión. Sus fines diferían, pero todos ellos tenían esto en común: su paso fue el primero, su camino fue nuevo, su visión fue trascendente y la respuesta recibida fue el odio. Los grandes creadores, pensadores, artistas, científicos, inventores, enfrentaron solos a los hombres de su época. Todo nuevo pensamiento fue rechazado. Toda nueva invención fue rechazada. Toda gran invención fue condenada. El primer motor fue considerado absurdo. El avión imposible. El telar mecánico, un mal. A la anestesia se la juzgó pecaminosa. Sin embargo, los visionarios siguieron adelante. Lucharon, sufrieron y pagaron por su grandeza. Pero vencieron. Ningún creador estuvo impulsado por el deseo de servir a sus hermanos, porque sus hermanos rechazaron siempre el regalo que les ofrecía, ya que ese regalo destruía la rutina perezosa de sus vidas. Su único móvil fue su verdad. Su propia verdad y su propio trabajo para concretarla a su manera: una sinfonía, un libro, una máquina, una filosofía, un aeroplano o un edificio; eso era su meta y su vida. No aquellos que escuchaban, leían, trabajaban, creían, volaban o habitaban lo que él realizaba. La creación, no sus usuarios. La creación, no los beneficios que otros recibían de ella. La creación que daba forma a su verdad. Él sostuvo su verdad por encima de todo y contra todos. Su visión, su fuerza, su valor, provenían de su espíritu. El espíritu de un hombre es, sin embargo, su ego, esa entidad que constituye su conciencia. Pensar, sentir, juzgar, obrar son funciones del ego. Los creadores no son altruistas. Ese es todo el secreto de su poder. Son autosuficientes, auto inspirados, auto generados. Una causa primigenia, una fuente de energía, una fuerza vital, un primer motor original. El creador no atiende a nada ni a nadie. Vive para sí mismo. Y solamente viviendo para sí mismo, el creador ha sido capaz de realizar esas cosas que son la gloria de la humanidad. Tal es la naturaleza de la creación. El hombre no puede sobrevivir, salvo mediante su propia mente. Llega desarmado a la Tierra. Su cerebro es su única arma. Los animales obtienen el alimento por la fuerza. El hombre no tiene garras, ni colmillos, ni cuernos, ni gran fuerza muscular. Debe cultivar su alimento o cazarlo. Para cultivar, necesita un proceso de su pensamiento. Para cazar, necesita armas y para hacer armas necesita de un proceso de pensamiento. Desde la necesidad más simple hasta la más alta abstracción religiosa, desde la rueda hasta el rascacielos, todo lo que somos y todo lo que tenemos procede de un solo atributo del hombre: la función de su mente razonadora. Pero la mente es una propiedad individual. No existe tal cosa como un cerebro colectivo. No hay tal cosa como un pensamiento colectivo. Un acuerdo realizado por un grupo de hombres es sólo una negociación de principios o un promedio de muchos pensamientos individuales. Es una consecuencia secundaria. El acto primordial, el proceso de la razón, debe ser realizado por cada persona. Podemos dividir una comida entre muchos, pero no podemos digerirla con un estómago colectivo. Nadie puede usar sus pulmones para respirar por otro. Nadie puede usar su cerebro para pensar por otro. Todas las funciones del cuerpo y del espíritu son personales. No pueden ser compartidas ni transferidas. Heredamos los productos del pensamiento de otros. Heredamos la rueda. Hicimos un carro. El carro se transformó en automóvil. El automóvil ha llegado a ser un avión. Pero a lo largo del proceso, aquello que recibimos de los demás es el producto final de su pensamiento. La fuerza que lo impulsa es la facultad creativa que toma ese producto como un material, lo usa y origina el siguiente paso. Esta facultad creativa no puede ser dada ni recibida, compartida, ni concedida en préstamo. Pertenece a un ser único y singular. Aquello que se crea es propiedad de su creador. Las personas aprenden una de otra, pero todo aprendizaje es solamente un intercambio de material. Nadie puede darle a otro la capacidad de pensar. Sin embargo, esa capacidad es nuestro único medio de supervivencia. Nada nos es dado en la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un intermediario. El interés del creador es conquistar la naturaleza. El interés del parásito es conquistar a los hombres. El creador vive para su trabajo. No necesita de otros hombres. Su fin esencial está en sí mismo. El parásito vive de otros. Necesita de los demás. Los demás se convierten en su motivo principal
La necesidad básica del creador es la independencia. La mente que razona no puede trabajar bajo ninguna forma de coerción. No puede ser sometida, sacrificada o subordinada a ninguna consideración, cualquiera sea esta. Exige una independencia total en su función y en su móvil. Para un creador todas las relaciones con los hombres son secundarias. La necesidad básica del parásito es asegurar sus vínculos con los hombres para que lo alimenten. Coloca las relaciones en primer lugar. Declara que el hombre existe para servir a los demás. Predica el altruismo. El altruismo es la doctrina que exige que el hombre viva para los demás y coloque a los otros sobre sí mismo. Pero nadie puede vivir para otro. No puede compartir su espíritu, como no puede compartir su cuerpo. El parásito se vale del altruismo como arma de explotación e invierte los principios morales del género humano. Les enseña a los hombres preceptos para destruir al creativo. Les enseña que la dependencia es una virtud. Quien intenta vivir para los demás es un dependiente. Es un parásito en su motivación y hace parásitos a quienes sirve. La relación no produce más que una mutua corrupción. Es imposible conceptualmente. Lo que más se aproxima a ello en la realidad –el hombre que vive para servir a otros- es el esclavo. Si la esclavitud física es repulsiva, ¿cuánto más repulsivo es el servilismo del espíritu? El esclavo conquistado tiene un vestigio de honor, tiene el mérito de haber resistido y de considerar que su condición es mala. Pero aquel que se esclaviza voluntariamente, en nombre del amor, es la más baja de las criaturas. Degrada la dignidad humana y degrada el concepto de amor. Esta es la esencia del altruismo. A los hombres se les ha enseñado que la virtud más alta no es crear, sino dar. Sin embargo, no se puede dar lo que no ha sido creado. La creación es anterior a la distribución, pues, de lo contrario, no habría nada que distribuir. La necesidad de un creador es previa a la de un beneficiario. No obstante, se nos ha enseñado a admirar al parásito que distribuye como regalos lo que no ha producido. Elogiamos un acto de caridad. Nos encogemos de hombros ante un acto de realización. Se nos ha enseñado que la primera preocupación debe consistir en aliviar el sufrimiento de los demás. Pero el sufrimiento es una enfermedad. Si uno se la encuentra, intenta dar consuelo y asistencia. Hacer de eso el más alto testimonio de virtud es considerar al sufrimiento como lo más importante de la vida. Entonces el hombre debe desear ver sufrir a los demás para poder ser virtuoso. Tal es la naturaleza del altruismo. El creador no tiene interés en la enfermedad, sino en la vida. Sin embargo, la obra de los creadores ha eliminado una enfermedad tras otra, en el cuerpo y en el espíritu humanos, y ha producido más alivio para el sufrimiento que lo que cualquier altruista pueda jamás concebir. Se nos ha enseñado que es una virtud estar de acuerdo con los otros. Mas el creador es alguien que disiente. Se nos ha enseñado que es una virtud nadar con la corriente. Pero el creador nada contra la corriente. Se nos ha enseñado que estar juntos constituye una virtud. Pero el creador está solo. Se nos ha enseñado que el ego es sinónimo de mal y el altruismo el ideal de la virtud. Pero mientras el creador es egoísta e inteligente, el altruista es un imbécil que no piensa, no siente, no juzga, no actúa. Esas son funciones del ego. En esto la reversión de los valores básicos es más mortífera. Toda virtud ha sido pervertida y al hombre no se le ha dejado libertad alguna. Como polos del bien y del mal, se le ofrecieron dos concepciones: altruismo y egoísmo. El altruismo se define como el sacrificio del yo por los otros. El egoísmo, como el sacrificio de los otros por el yo..... Esto ató al hombre irrevocablemente a otros hombres y no le dejó más que una elección de dolor: su propio dolor en aras del bien de los demás, o el dolor de los demás en aras de su propio bien. Cuando se agregó la monstruosa idea de que el hombre debe encontrar felicidad en el sacrificio, la trampa quedó sellada. El hombre se vio forzado a aceptar el masoquismo como su ideal, con el sadismo como alternativa. Este es el fraude más terrible que se ha perpetrado en contra de la humanidad. Este es el sacrificio por el cual la dependencia y el sufrimiento se perpetuaron como los fundamentos de la vida. No se trata de elegir entre el auto sacrificio y dominación, sino entre independencia y dependencia. El código del creador o el código del parásito. Esta es la cuestión básica, cuestión que descansa sobre la opción de la vida o la muerte. El código del creador está construido sobre las necesidades de la mente que razona y que permite al hombre sobrevivir. El código del parásito está construido sobre las necesidades de una mente incapaz de sobrevivir. Todo lo que procede del ego independiente es bueno. Todo lo que procede del parásito dependiente es malo. El verdadero egoísta no es quien sacrifica a los demás. Es el que no tiene necesidad de usar a los demás de ninguna forma. No obra por medio de ellos. No está interesado en ellos en ningún aspecto fundamental. Ni en su objeto, ni es su móvil, ni en su pensamiento, ni en su deseo, ni en la fuente de su energía. El verdadero egoísta no vive para ninguna otra persona y no le pide a nadie que viva para él. Esta es la única forma de fraternidad y de respeto mutuo posible entre los seres humanos. Los grados de capacidad varían, pero el principio básico es siempre el mismo: la medida de la independencia de alguien, su iniciativa y su amor por su trabajo determinan su talento y su valor. La independencia es la regla para evaluar la virtud y el valor humano. Lo que vale es lo que el hombre es y hace de sí mismo, no lo que haya o no haya hecho por los demás. No hay sustitutos para la dignidad personal. No hay más parámetro de la dignidad personal que la independencia. En las relaciones adecuadas no hay sacrificio de nadie hacia nadie. Un arquitecto necesita clientes, pero no subordina su obra a los deseos de ellos. Ellos lo necesitan, pero no le encargan una casa sólo para darle trabajo. Las personas comercian por libre y mutuo consentimiento, y en beneficio mutuo, cuando sus intereses coinciden y ambos desean el intercambio. Si alguno no lo desea, no está obligado a tratar con el otro, entonces ambos siguen buscando. Esta es la única forma posible de relación entre iguales. Cualquier otra es una relación de esclavo y amo, de víctima y verdugo. Ningún trabajo se hace colectivamente por la decisión de una mayoría. Todo trabajo creativo se realiza bajo la guía de un único pensamiento individual. Un arquitecto necesita muchos hombres para levantar un edificio, pero no les pide que sometan a votación su diseño. Trabajan juntos por libre acuerdo y cada uno es libre en su función respectiva. Un arquitecto emplea acero, cristal y cemento que otros han producido. Pero esos materiales siguen siendo sólo acero, cristal y cemento hasta que él los utiliza. Lo que él hace con ellos es su producto y su propiedad como individuo. Esta es la única forma de cooperación entre los hombres. El primer derecho en la Tierra es el derecho al ego. El primer deber del hombre es para consigo mismo. Su ley moral consiste en nunca hacer de los demás su objetivo principal. Su obligación moral es hacer lo que él desee, siempre que su deseo no dependa primordialmente de los demás. Esto incluye las acciones del creador, el pensador y el verdadero trabajador. Pero no incluye las del gángster, el altruista y el dictador. Una persona piensa y trabaja sola. Pero no puede robar, explotar ni gobernar sola. El robo, la explotación y el gobierno presuponen la existencia de víctimas. Implican dependencia. Corresponden a la jurisdicción del parásito. Los que gobiernan no son egoístas. No crean nada. Existen, enteramente, a través de los demás. Su fin está en sus súbditos, en la actividad de esclavizar. Son tan dependientes como el mendigo, el trabajador social o el bandido. La forma de dependencia carece de importancia. Pero se nos ha enseñado a considerar a los parásitos, tiranos, emperadores y dictadores, como los exponentes del egoísmo. Mediante este fraude fuimos obligados a destruir al ego, a nosotros mismos y a los demás. El propósito del fraude fue destruir a los creadores, o someterlos, que es lo mismo. Desde el principio de la historia, los dos antagonistas han estado frente a frente: el creador y el parásito. Cuando el antiguo creador inventó la rueda, el antiguo parásito respondió inventando el altruismo. El creador, negado, combatido, perseguido, explotado, continuó, siguió adelante y guió a toda la humanidad con su energía. El parásito no contribuyó en nada, más allá de los obstáculos. La contienda tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo. El bien común de una colectividad, una raza, una clase, un Estado, ha sido la pretensión y la justificación de toda tiranía que se haya establecido sobre los hombres. Los mayores horrores de la historia han sido cometidos en nombre de móviles altruistas. ¿Acaso alguna vez algún acto de generosidad altruista ha igualado a todas las carnicerías perpetradas por los discípulos del altruismo? ¿El defecto reside en la hipocresía humana, o en la naturaleza del principio? Los carniceros más temibles han sido los más sinceros. Creían en la sociedad perfecta alcanzada mediante la guillotina y el pelotón de fusilamiento. Nadie cuestionó su derecho a asesinar, porque asesinaban con un propósito altruista. Se aceptó que el hombre debe ser sacrificado por otros hombres. Cambian los actores, pero el curso de la tragedia se mantiene idéntico: un humanitario que empieza con declaraciones de amor hacia la humanidad y termina con un mar de sangre. Continúa y continuará mientras los hombres crean que una acción es buena si no es egoísta. Eso permite que el altruista actúe y obliga a su víctima a soportarlo. Los líderes de los movimientos colectivistas no piden nada para sí mismos pero miren los resultados. El único bien que los hombres pueden darse recíprocamente y la única declaración de su correcta relación es: ¡Déjenme en paz!
¿Piensa Ud. que el dinero es la causa de todos los males?
¿Se ha preguntado cual es el origen del dinero? El dinero es solo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. Es la forma material del principio según el cual quienes deseen tratar con otros deben hacerlo mediante transacciones, entregando valor por valor. No es un instrumento de los pordioseros, que exigen llorando el producto del trabajo ajeno, ni de los saqueadores que lo arrebatan por la fuerza; el dinero se hace sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo considera malvado? Cuando se acepta dinero en pago del esfuerzo propio, se hace con la condición de que luego uno lo podrá cambiar por el producto del esfuerzo ajeno. No son los pordioseros ni los saqueadores los que dan valor al dinero. Y un océano de lágrimas, ni todos los cañones de la Tierra, podrán transformar los pedazos de papel que lleva en su billetera, en el pan que necesitará mañana para sobrevivir. Esos papeles, que en realidad deberían ser oro, son un pacto de honor; su tenencia da derecho a la energía de la gente que produce. Su billetera es la declaración de su convicción de que, en algún lugar del mundo, hay personas que no quebrantarán ese principio moral que es la raíz del dinero. ¿Eso es lo que considera malvado? ¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado por la fuerza bruta de seres carentes de inteligencia; intente cultivar una semilla de trigo sin los conocimientos transmitidos por quienes lo hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento tan solo con movimientos físicos, y se dará cuenta de que la mente humana es la raíz de todos los bienes producidos y de toda la riqueza que alguna vez haya existido sobre la Tierra. Sin embargo, hay personas que aseguran que el dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los débiles. ¿Pero a qué fuerza se refiere? No es la fuerza de las armas ni de los músculos, ya que la riqueza es el producto de la capacidad del hombre para pensar. Entonces, ¿el dinero lo obtiene quien inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Lo obtiene el inteligente a expensas del idiota? ¿El capaz a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero debe hacerse, antes de que pueda ser saqueado, y es hecho a través del esfuerzo de las personas honradas, en la medida de la capacidad de cada una; y el honrado es aquel que comprende que no puede consumir más de lo que ha producido. Comerciar utilizando dinero es el código de los hombres de buenas intenciones, porque el dinero se basa en el axioma de que cada uno es dueño de su mente y de su esfuerzo. El dinero no otorga ningún poder para prescribir el valor de un esfuerzo, más allá de la elección voluntaria de quien desea ofrecer el suyo a cambio. El dinero le permite obtener por sus bienes y su trabajo lo que vale para los que lo compran, pero no más que eso. El dinero sólo permite tratos que se hacen en beneficio mutuo, según el libre juicio de ambas partes. El dinero exige el reconocimiento de que se debe trabajar en beneficio, y no en perjuicio, propio; para ganar, y no para perder. El dinero reconoce que el hombre no es una bestia de carga nacida para transportar el fardo de su propia miseria, que debe ofrecer valores y no agravios, que el lazo común entre los seres no es un intercambio de sufrimientos, sino de bienes. El dinero exige vender, pero no debilidad a cambio de estupidez, sino talento a cambio de razón; exige comprar, no lo peor sino lo mejor que pueda conseguir. Y cuando las personas viven basadas en el intercambio, poniendo como árbitro decisivo a la razón en lugar de la fuerza, lo que triunfa es el mejor producto, el trabajo más perfecto, el hombre de mejor juicio y mayor idoneidad. El grado de productividad de cada uno es también el de su recompensa. Éste es el código de existencia, cuya herramienta y símbolo es el dinero. ¿Es esto lo que considera malvado? El dinero es sólo un instrumento que lo llevará adonde quiera, pero no lo reemplazará como conductor; le dará los medios para la satisfacción de sus deseos, pero no le proveerá dichos deseos. El dinero es el azote de quienes intentan revertir la ley de causalidad; de quienes buscan reemplazar la mente apoderándose de los productos de la mente. El dinero no comprará la felicidad para quien no sepa qué desea; no le dará un código de valores a quien haya rehusado adoptarlo, ni proporcionará un propósito a quien haya eludido la elección. El dinero no brindará inteligencia al estúpido, ni coraje al cobarde, ni respeto al incompetente. Quien intenta comprar el cerebro de sus superiores, reemplazando con su dinero su mayor capacidad de juicio, termina convirtiéndose en víctima de sus inferiores. Los hombres inteligentes lo abandonarán, pero los embaucadores y los farsantes irán en manadas hacia él, atraídos por una ley que él desconoce: la de que nadie puede ser menos que su dinero. ¿Es éste el motivo por el que considera malvado al dinero? Sólo quien no la necesita está capacitado para heredar riqueza, o sea aquel que de todos modos haría su propia fortuna sin que importe su punto de partida. Si un heredero está a la altura de su dinero, el dinero le sirve; de lo contrario, lo destruye. Pero cuando usted y quienes comparten sus ideas observan a alguien así, dicen que el dinero lo ha corrompido. ¿Es verdad? ¿O ha sido él quien ha corrompido al dinero? No envidie a un heredero inútil, pues su riqueza no es suya. No le habría ido mejor en caso de obtenerla. No tiene sentido considerar que esa riqueza debería haberse distribuido entre usted y los otros, pues cargar al mundo con cincuenta parásitos en vez de uno no reviviría la virtud muerta de esa fortuna. El dinero es un poder viviente que si es despojado de su raíz, muere; por eso no le servirá a una mente que no esté a su altura. ¿Es éste el motivo por el que se lo considera malvado? El dinero es su medio de supervivencia. El veredicto que pronuncia sobre su fuente de supervivencia es el mismo que pronuncia sobre su vida. Si la fuente es corrupta, está condenando su propia existencia. ¿Ha conseguido el dinero por medio del fraude? ¿Siendo alcahuete de los vicios o de la estupidez humana? ¿Sirviendo a los imbéciles con la esperanza de conseguir más de lo que su capacidad merece? ¿Degradando sus ideales? ¿Realizando una tarea que desprecia para vendérselas a quienes aborrece? En tal caso, su dinero no le proporcionará ni un momento de auténtica felicidad, pues todo lo que compre no será un elogio hacia su persona, sino un reproche; no un triunfo, sino un constante recordatorio de la vergüenza. Entonces gritará que el dinero es malo. ¿Malo porque no sustituye al respeto que se debe a sí mismo? ¿Malo porque no deja disfrutar de su corrupción? ¿Es ésta la causa del odio hacia el dinero? El dinero será un efecto del que las personas somos causa. Es producto de la virtud, pero no lo hará virtuoso ni lo redimirá de sus vicios. El dinero no le dará lo que no se merezca, ni material ni espiritualmente. ¿Es ésa la razón por la que se lo aborrece? ¿O acaso sostiene que el amor al dinero es el origen de todos los males? Amar una cosa es conocerla y respetar su naturaleza; por lo tanto, amar al dinero es conocer y respetar el hecho de que representa lo mejor de cada uno, que es la llave maestra para intercambiar su esfuerzo por el mejor esfuerzo de los demás. La persona que vendería su alma por unos centavos es la que proclama a gritos su odio hacia el dinero; y hay que reconocer que tiene motivos para odiarlo. Pero los amantes del dinero están dispuestos a trabajar por él, y saben que están en condiciones de merecerlo. Quien maldice el dinero, lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero quien lo respeta, se lo ha ganado honestamente. Huya de quien le diga que el dinero es malvado, pues esa frase es la señal que anuncia la presencia de un saqueador. En tanto los hombres vivamos en sociedad y necesitemos medios para tratar unos con otros, el único sustituto, en caso de abandonar el dinero, serían las armas. El dinero exige las más elevadas virtudes para conseguirlo o conservarlo. Quienes carecen de valentía, de orgullo o de autoestima, los que no tienen sentido moral de su derecho al dinero y no están dispuestos a defenderlo como si se tratara de su propia vida, esos que parecen pedir perdón por ser ricos, no lo serán por mucho tiempo, pues son un cebo natural para las bandas de saqueadores, que desde hace siglos se agazapan bajo las rocas y salen en cuanto huelen a alguien que ruega ser perdonado por ser rico, y se apresuran a aliviarlo de su culpa, de su dinero y de su vida, tal como lo merece. Entonces verán aparecer los hombres de doble moral: los que se basan en la fuerza, y sin embargo, dependen de quienes viven del comercio para darle valor a su dinero robado. Son los que quieren ser virtuosos gratuitamente, aquellos que en una sociedad moral son los criminales de quienes la ley debería proteger a los demás. Pero cuando una sociedad establece la existencia de criminales por derecho y de saqueadores legales, es decir de personas que utilizan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas, entonces el dinero se convierte en vengador de su creador. Esos ladrones se sienten seguros al robar a indefensos, luego de haber sancionado una ley para desarmarlos, pero su botín se convierte en un imán para otros saqueadores que también se lo arrebatan de la misma forma como ellos lo hicieron. Entonces el éxito irá, no la más competente en la producción, sino al capaz de la más despiadada brutalidad y crueldad. Cuando la fuerza se convierte en norma, el asesino vence al carterista, y la sociedad desaparece entre ruinas y cadáveres. ¿Quieren saber si ese día se acerca? Observe al dinero, pues es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando vea que el comercio se hace, no por consentimientos de las partes, sino por coerción; cuando adviertan que para producir, necesitan obtener autorización de quienes no producen nada; cuando comprueben que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciban que muchos se hacen ricos por el soborno y por las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no los protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en auto sacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada. El dinero es un medio tan noble que no compite con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca permitirá sobrevivir a un país basado parcialmente en la propiedad y parcialmente en el robo. Siempre que aparezcan elementos destructores entre los humanos, comienzan destruyendo al dinero, porque éste es la protección del hombre y la base de su existencia moral. Los destructores se apoderan del oro, y entregan a cambio un montón de papel impreso. De esta forma, destruyen todas las normas objetivas del valor y dejan al hombre en las garras de un juez arbitrario. El oro era un valor objetivo, un equivalente a riqueza producida. El papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe, respaldada por un arma apuntada al pecho de quienes se espera ha de producirla. El papel es un cheque librado por saqueadores legales sobre una cuenta ajena: sobre la virtud de las víctimas. Espere al día en que ese papel sea rechazado con la leyenda “sin fondos”. Cuando se haya convertido a la maldad en medio de supervivencia, no espere que los hombres sigan siendo buenos, no espere que conserven la moral y pierdan la vida convertidos en forraje de los inmorales, no espere que produzcan cuando la producción sea castigada y el robo recompensado. Entonces, no deberá preguntar “¿Quien está destruyendo al mundo? Porque será usted mismo el que lo estará haciendo. Se encuentra entre los mayores logros de la civilización más productiva y se pregunta porqué todo se derrumba, mientras maldice la fuente que le da la vida: el dinero. Ve al dinero como lo han hecho sus antepasados salvajes. En la historia de la humanidad, el dinero ha sido siempre botín de saqueadores, de un tipo o de otro, cuyos nombres fueron cambiando, pero cuyos métodos fueron siempre los mismos: apoderarse del dinero por la fuerza y mantener cautivos a los productores, degradándolos, difamándolos y despojándolos de su honor. Esa frase acerca de la maldad del dinero, que expresa con meticulosa imprudencia, viene de la época en que la riqueza era producida por el trabajo de los esclavos, esclavos que repetían los movimientos inventados con anterioridad por la mente de alguien y que siguieron ejecutándose sin mejora alguna durante siglos. Mientras la producción fue gobernada por la fuerza y la riqueza se consiguió por usurpación, había poco para conquistar. Sin embargo, a lo largo de los siglos de miseria y de hambre, las personas exaltaron a los saqueadores como aristócratas de la espada, como aristócratas desde la cuna, y más tarde, como aristócratas de la burocracia, despreciando a los productores, como esclavos, comerciantes, vendedores o industriales. Para gloria de la humanidad, existió por primera y única vez en la historia un país del dinero y no es posible dar un mayor tributo a los Estados Unidos de América, porque eso significa un país donde reinan la razón, la justicia, la libertad, la producción y el progreso. Por primera vez, la mente y el dinero de los hombres quedaron libres, dejó de existir la fortuna como botín de conquista y, en lugar de guerreros y esclavos, surgió el verdadero productor de riqueza, el gran trabajador convertido en el tipo más elevado de ser humano: el auto suficiente, el industrial estadounidense. Si se pide que dé algún nombre a la distinción de la cual los estadounidenses pueden estar orgullosos, elegiría porque contiene a todas las demás, la de haber sido el pueblo que acuñó la expresión “ hacer dinero” Ninguna otra lengua o nación había utilizado semejante fórmula, porque los hombres siempre consideraron a la riqueza como una cantidad estática que sólo podía ser arrebatada, mendigada, heredada, distribuida, saqueada o obtenida como favor. Los estadounidenses fueron los primeros o mejor dichos los únicos que comprendieron que la riqueza debe ser creada. La frase hacer dinero contiene la esencia de la moralidad humana. Sin embargo, debido a esas palabras, los estadounidenses fueron denunciados por las culturas podridas de estos continentes de ladrones. Ahora, el credo de los saqueadores los ha llevado a pensar que los más dignos industriales son motivo de vergüenza, que su prosperidad es motivo de culpa, que los industriales más eminentes son unos canallas, que sus magníficas fábricas producto de su trabajo honrado son el fruto del trabajo de esclavos movidos por el látigo, como los que construyeron las pirámides de Egipto. El depravado que se lamenta de no ver la diferencia en su propia piel como ocurrirá a la larga. Hasta que descubra que el dinero es la raíz de todo lo bueno, seguirá encaminándose hacia su propia destrucción. Cuando el dinero deje de ser la herramienta mediante la cual los hombres se relacionan entre sí, los hombres mismos se convertirán en herramientas e otros hombres. Sangre, látigos, armas; o dólares. Debe elegir. No hay otra opción.
Ayn Rand Libro: La Rebelión de Atlas
Quién lo impedirá
¿Piensas que son sólo valores materiales los que te exigen sacrificar?
Nunca llames sacrificio a tus mejores acciones. Si un hombre muere peleando por su libertad, ese no es un sacrificio para quien no está dispuesto a vivir como esclavo; pero sí lo es para el tipo de hombre que está dispuesto a serlo. Si un hombre se niega a vender sus convicciones, esto no es un sacrificio, a menos que sea el tipo de hombre que no las tiene.
El sacrificio es apropiado para quienes no tienen nada que sacrificar, ni valores ni reglas ni juicios. Para una persona de estatura moral, cuyos deseos nacen de valores racionales, el sacrificio es la rendición de lo correcto a lo equivocado, de lo bueno a lo malo.
¿Piensas que son sólo valores materiales los que te exigen sacrificar? ¿Y qué crees que son los valores materiales? La materia carece de valor excepto como medio para satisfacer los deseos humanos. ¿Al servicio de qué se te pide que apliques lo que ha producido tu virtud? Pues al servicio de aquello que tú mismo consideras malo: a un principio que no compartes, a una persona que no respetas, al logro de un propósito opuesto al tuyo¿ de otra forma, tu ofrenda no es un sacrificio.
Somos entidades indivisibles de materia y conciencia. Renuncias a tu conciencia y te transformarás en un bruto. Renuncia a tu cuerpo y te transformarás en una farsa. Renuncia al mundo material y se lo estarás entregando al mal.
¿Sabes lo que te piden? Bríndate a lo que no disfrutas; sirve a lo que no admiras; sométete a lo que consideras malo; rinde el mundo a los valores de otro; niega, rechaza renuncia a tu yo. Tu yo es tu mente: renuncia a ella y te convertirás en un pedazo de carne, listo para ser devorado por cualquier caníbal.
Es tu mente lo que quieren que entregues todos los que te predican el credo del sacrificio, tanto si te prometen otra vida en el paraíso o la panza llena en esta tierra.
Lo cierto es que lo más egoísta que existe es la mente que no reconoce autoridad alguna por encima de sí misma, ni valor mayor que su propio juicio de verdad. Si les preguntas: ¿Qué es el bien? La única respuesta que encontrarás será: "el bien de los demás". El bien es cualquier deseo de los otros, cualquier cosa que creas que ellos desean o cualquier cosa que creas que deberían desear.
El "bien de los demás" es una fórmula mágica que transforma cualquier cosa en oro, que debe ser recitada como garantía de gloria moral y como justificativo de cualquier acción, aunque esta sea terrible. No necesitan pruebas, ni razones ni éxito; no necesitan alcanzar con los hechos el bien de los demás: todo lo que necesitan es decir que el motivo de cualquier cosa que hagan fue el bien de los demás.
Y cuando la racionalidad se rebela, viene la fuerza. Tratan de forzarte a renunciar a tu mente y aceptar la voluntad del otro como sustituto, con un revólver en lugar de un razonamiento, con el terror en lugar de un argumento.
Ya sea un asaltante de caminos que enfrenta a un viajero con el ultimátum: "la bolsa o la vida", o un político que enfrenta a un país con el ultimátum: "la educación de tus hijos o tu vida", el verdadero significado de esa intimidación es: "tu mente o tu vida", pero para el hombre no es posible la una sin la otra.
Si el mal tiene grados, es difícil decir quién es peor: el bruto que asume el derecho de forzar la mente de otros, o los imbéciles que le permiten hacerlo.
"La gente empieza a darse cuenta de que el aparato del gobierno es costoso. Lo que aún no ven es que el peso recae sobre ellos" "La vida, la libertad y la propiedad no existen por razón de leyes hechas por el hombre. Por el contrario, el hecho es que la vida, la libertad y la propiedad existen con anterioridad a aquello que hizo a los hombres hacer leyes por primera vez" "La manera más segura de que se respeten las leyes es haciéndolas respetables"
Frédéric Bastiat
"Hay sólo dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro respecto al universo" Albert Einstein
"Hay una gran diferencia entre tratar a los hombres con igualdad e intentar hacerlos iguales. Mientras lo primero es la condición de una Sociedad Libre, lo segundo implica, como lo describió Tocqueville, “una nueva forma de Servidumbre". "Lo que nuestra generación ha olvidado es que el sistema de propiedad privada es la más importante garantía de la libertad." "Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo." "...nada ha destruido más nuestras garantías constitucionales de libertad individual que el intento de alcanzar el espejismo de la justicia social." "Quizás el que hayamos visto a millones votar por una completa dependencia de un tirano ha hecho que nuestra generación comprenda que poder seleccionar al gobierno no es necesariamente lograr ser libres." "El poder que un multimillonario tiene sobre mí es muchísimo menor que el del más insignificante funcionario…" "…si por democracia se entiende dar vía libre a la ilimitada voluntad de la mayoría, en modo alguno estoy dispuesto a llamarme demócrata." Friedrich A. von Hayek
"La menor minoría que existe es el individuo, aquellos que no defienden los derechos individuales no pueden declararse defensores de las minorías". "Los derechos individuales no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a votar la derogación de los derechos de una minoría. La función política de los derechos es precisamente la de proteger a la minoría de la opresión de la mayoría (y la menor minoría en la Tierra es el individuo)." "No puede existir una cosa, legal o moral, que esté prohibida al individuo y permitida a la muchedumbre." "Si los trabajadores luchan por mayores sueldos, se claman como 'beneficios sociales', si los empresarios luchan por mayores beneficios, esto es condenado como 'avaricia egoista'."
Ayn Rand
"La absolutización del relativismo es el nuevo totalitarismo" "Una confusa ideología de la libertad conduce a un dogmatismo que cada vez se revela más hostil contra la libertad".
Benedicto XVI
"El socialismo, es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, y la prédica a la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria".