diciembre 22, 2007

Eskenazi compra 14,9 % de YPF


La venta de YPF por parte de Repsol, es un hecho malo para el país. Implica salida de capital, una des-inversión que perjudica el crecimiento económico, además que perjudica la imagen del país en extranjero que es muy costoso reconstruir.

Una empresa no se cotiza por sus activos o por su patrimonio neto solamente, sino también por las expectativas de ganancias a futuro. Este factor es el más importante y explica porqué algunas empresas grandes se vendían a precios bajos y otras que tienen muy poco capital se venden a precios exorbitantes. Las expectativas de ganancias a futuro son el factor clave en el precio. Los directivos de Repsol seguramente han analizado esto y habrán llegado a la conclusión que el panorama argentino en el futuro es malo. Incluso aunque el negocio petrolero mundial está en su apogeo y con alta rentabilidad, los costos o perspectivas de costos a afrontar que las empresas petroleras pueden tener en Argentina son superiores y reducen las expectativas de ganancias. El negocio petrolero es el más rentable hoy en día en el mundo, pero el costo que sufren las empresas en Argentina por la inestabilidad política, la corrupción, el chantaje sindical y la carga impositiva, esfuman cualquier expectativa positiva a largo plazo.Las privatizaciones de las empresas públicas en los años 90 tenían este problema que mencioné más arriba. Estas empresas como Ferrocarriles, YPF, o Entel, tenían un capital operativo muy grande, pero obsoleto; estas empresas necesitaban reformas estructurales muy grandes y muy costosas; además tenían un personal sindicalizado, perezoso, acostumbrado a trabajar de manera chapucera, y muy conflictivo que iba a producir una fuerte resistencia al cambio.

En esas condiciones en que estaban las empresas no podían competir, debían modernizar sus equipos, reducir los costos de producción, para competir con otras empresas y productos; y también hacer grandes erogaciones en marketing y comercialización para cambiar la imagen tan negativa que tenían las empresas públicas en esa época.

Con tantas desventajas y tan elevados costos, las expectativas de ganancias eran bajas, por lo tanto el precio de la empresa también lo era.

Esta compra de YPF por un banquero argentino tiene un efecto político que el gobierno aprovecha como rédito político, no obstante en materia económica puede ser muy pernicioso, porque significa una fuga de capital. La salida de YPF de Argentina es un mensaje para las demás empresas de capital extranjero que han invertido en Argentina, a retirarse de este país para no sufrir pérdidas o ser estafadas por la corrupta clase política de este país.

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