Esta es una anécdota escrita por el jurista argentino René Balestra y publicada en el diario La Nación el dia18 de diciembre de 2007.
"En la antigüedad hubo un tirano llamado Dionisio, que gobernaba despóticamente siracusa. Muchos lo odiaban y él lo sabía. Supo también que una anciana, la mujer más vieja de toda la población, ofrecía cotidianamente palomas blancas ante el altar de los dioses, pidiendo una larga vida para Dionisio. Este, intrigado, la mandó a llamar y le manifestó su extrañeza. Le dijo: "Se que muchos no me quieren y por eso me sorprenden tu devoción y tu amor". La mujer le contestó: "Nadie en esta ciudad me supera ni me iguala en el odio que te tengo. Pero soy muy vieja, he vivido mucho y sé que a todo gobierno malo lo sucede otro peor. Le pido a los dioses que dilaten ese espanto".
Mientras se desarrollaba la ceremonia de traspaso del poder en nuestro, del marido a su esposa, he pensado con aprensión en la anciana de Siracusa".
Autor: René Balestra
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