Deberíamos rogarle a Dios que AU no se siga reeligiendo, como sus enemigos esperan que lo haga.
Por Luis Marín
Parece cierto que estaba en marcha un verdadero "intercambio humanitario" patrocinado por Francia y Suiza, que brindó el escenario para hacer creíble la movilización de los rehenes y luego, por algún intersticio, se coló el gobierno de Colombia para recibir a los rehenes en lugar de los supuestos mediadores.
JAQUE. Lo que suena "raro" en la operación no es que se haya ejecutado sin disparar un tiro, sino que no hubiera podido realizarse sin la participación y el compromiso de altos mandos de las FARC.
Así lo ha declarado el gobierno colombiano: infiltraron al Secretariado. Si esto es así, esos infiltrados que hicieron posible la operación todavía están allí, como los guerrilleros que entregaron a los secuestrados, contra los que no se disparó y se pide que no sean ajusticiados pues "no tienen la culpa de nada".
Parece cierto que estaba en marcha un verdadero "intercambio humanitario" patrocinado por Francia y Suiza, que brindó el escenario para hacer creíble la movilización de los rehenes y luego, por algún intersticio, se coló el gobierno de Colombia para recibir a los rehenes en lugar de los supuestos mediadores. Quizás nunca se sepa si con la connivencia de los promotores europeos, ayuda de EE.UU. e Israel o mediante pagos u otras concesiones subalternas.
También es cierto que cayeron dos custodios, especialmente odiosos, pero sacrificados por sus propios secuaces, que de otra manera no sería creíble la operación. Imagínense: todos los secuestrados rescatados sin tener a la vista ni un solo guerrillero. No, eso no se lo hubiera tragado nadie.
INGRID. Lo increíble de ella no es su fantástica recuperación, de una mujer al borde de la muerte, trasladada en un chinchorro porque no podía caminar, con hepatitis, leishmaniasis y otros parásitos y dolencias que en el momento de mayor presión sobre el gobierno de Colombia, contaba solo con días de vida. Y de repente emerge esta mujer radiante, ciertamente hermosa, perfectamente centrada, informadísima de las últimas incidencias de la política colombiana y mundial, que comienza a despachar como una Jefa de Estado, de una rueda de prensa a otra, de un presidente a otro, de un idioma a otro, mandando mensajes a Ecuador, Venezuela, Argentina. De una vez se lanzó como virtual candidata a las próximas elecciones, con todo y reelecciones en mente.
La prensa colombiana no le escatimó las preguntas más dolorosas, como si estaba arrepentida de haber ido voluntariamente a San Vicente del Caguán, que es como decir al cautiverio. Y a sus hijos, qué sentían después de verla tan deteriorada en fotos y ahora encontrarla tan bien, lo que produjo la visible irritación del canciller francés. No faltó quien calificara todo de "teatro".
Ya tenía el antecedente de la liberación de su compañera de fórmula, Clara Rojas, que salió del cautiverio maquillada y con las uñas pintadas. Se ha dicho y repetido que el papá de su hijo, Emmanuel, es Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timoleón o Timochenko, conocidísima estrella de Telesur cómodamente instalado en Venezuela, lo que ninguno de los dos ha desmentido.
Ciertamente, se puede decir sin que quede nada por dentro que son mujeres increíbles; pero porque no se les puede creer.
LIBERALES. De la endiabladamente complicada política colombiana lo que se saca en claro es que la verdadera guerra civil ha sido históricamente entre liberales y conservadores. Cómo se infiltraron los comunistas en ese pleito familiar es algo que merece un análisis aparte.
Los comunistas de todo el continente suelen poner como punto de partida de la violencia guerrillera en Colombia el asesinato de Gaitán, que era un liberal. Tirofijo fue un infiltrado en el partido liberal, hasta que fundó a las FARC en los años 60. La mitología comunista ubica a Fidel Castro en Bogotá en aquellos años y hasta al Che Guevara, participando en el llamado "Bogotazo".
La falsedad de esta propaganda comunista se pone en evidencia constatando que en los mismos años 60 comenzaron también las guerrillas en Venezuela, más bien, en casi todos los países de Centro y Sur América, instigadas por Castro, no por el asesinato de Gaitán y el Bogotazo.
Es extraordinariamente sorprendente que la senadora Piedad Córdoba lo sea del partido liberal, pese a sus demostraciones de egregia dirigente comunista, asidua contertulia de los hermanos Castro y de las FARC.
La familia de Ingrid Betancourt también proviene del Partido Liberal. Su madre, Yolanda Pulecio, siempre ha sido funcionaria de ese partido e incluso en estas extraordinarias circunstancias del rescate de su hija no ha escatimado francas y sinceras expresiones de odio ancestral contra el presidente Uribe.
Lo que riza el rizo es que el mismísimo ministro de la defensa, Juan Manuel Santos, también proviene de ese partido, fue ministro, colega y colaborador de Ingrid Betancourt durante el gobierno de Cesar Gaviria, personaje de tan directa responsabilidad en la tragedia que vivimos los venezolanos.
Ingrid Betancourt rompió con el PL por causa de la "narcocampaña" de Ernesto Samper, fundó su propio partido, de inspiración "Verde" europeo y compitió en las elecciones de 2002 contra los candidatos, liberal y conservador, Horacio Serpa y Álvaro Uribe. Su campaña fue un fracaso absoluto, salvo la curiosidad de que su partido ganó la alcaldía del municipio de San Vicente del Caguán, la zona de despeje concedida por el gobierno de Pastrana a las FARC. Hacia allá dirigieron sus pasos Ingrid Betancourt y Clara Rojas para ser secuestradas hace seis años, los mismos que tiene Álvaro Uribe en el poder.
Ingrid Betancourt es un misil disparado contra Álvaro Uribe, para lo que basta ver la distante y fría actitud del Presidente frente a su archienemiga del pasado, del presente y del futuro. La única, junto con Sarkozy, que sigue privilegiando el papel de Chávez y Correa en la mediación con las FARC, para lograr, no ya un humilde intercambio humanitario, sino "la Paz". La que está logrando Uribe con su política de seguridad democrática y (horror) con el Plan Colombia.
LA V INTERNACIONAL. Mejor conocida como Foro de Sao Paulo, le declaró la guerra a Álvaro Uribe como principal obstáculo para la expansión del proyecto totalitario en Latinoamérica. Con este fin ha puesto a tocar "La Orquesta Roja".
Visto que el primero en la línea de frente se considera muy expuesto y blanco seguro de una acción penal internacional, convino en diversificar el apoyo a las FARC con otros presidentes, como Correa y Ortega, y otros voceros, no ya del gobierno sino de la "oposición" venezolana.
Teodoro Petkoff, se trasladó a Colombia con la misión de despotricar contra Alvaro Uribe; pero al modo de la oposición complementaria, que algunos llaman disonancia cognoscitiva: comparándolo con Chávez. Ambos son "personalistas y autoritarios". Curiosamente no dijo "reeleccionistas", que le hubiera quedado mejor; salvo que, como a Ingrid Betancourt, le guste la reelección presidencial o ese sea un punto que ningún "oposicionista complementario" osaría hurgar.
Por lo demás, no aporta nada sino "tomas de posición" sobre lugares comunes de la izquierda continental: que no es el momento de la "lucha armada" sino de crear un movimiento político para tomar el poder por vía electoral, o sea, lo mismo que dice Chávez y repite el muñeco de ventrílocuo Evo.
Que el problema del narcotráfico es general de toda la sociedad colombiana y desafortunada pero inevitablemente ha "contaminado" a la guerrilla, a la que le sigue atribuyendo "ideales tan altos" que, aunque no llegó a definirlos, puede suponerse que se resumen en el socialismo, el ideal que profesa Petkoff.
Que el culpable del problema de las drogas es, para variar, Estados Unidos, por ser el mayor consumidor del mundo y "mientras haya un mercado que consuma, habrá quien surta ese mercado". Lo raro de este argumento no es que parezca más propio de un liberal que de un socialista, sino que libra de responsabilidad a productores y traficantes, convirtiendo en culpables a los consumidores que, hasta ayer nada más, eran las víctimas del delito.
Para seguir con los clichés, coincide una vez más con Chávez condenando la política de inmigración europea y reiterando la acusación a Europa de dejar un "legado de horror" en África, sin explicar porqué ese legado no es extensible a los demás continentes, igualmente colonizados por los europeos.
Para darle "un tono distendido" a la entrevista, Teodoro Petkoff relata su vida de guerrillero, lo que está muy bien en el auditorio al que se dirige; pero toma una anécdota que llama la atención. Relata una oportunidad en que se tragó medio litro de sangre humana para engañar a los médicos y tener acceso al hospital militar, de donde se escapó descolgándose por una cuerda desde un séptimo piso.
Hechos completamente repugnantes no solo por el contenido, de ingerir sangre humana, sino por la finalidad, que es engañar a unos médicos y ulteriormente fugarse de una prisión; pero que retratan perfectamente a Teodoro Petkoff. De paso, pueden servir para explicar la degradación moral en que se encuentra este país. Esta conducta no sólo causa beneplácito en los entrevistadores y el público de allá, sino que son dispensados y hasta aplaudidos desde aquí.
Teodoro Petkoff es el modelo de reflexión y análisis intelectual con el que se desayunan los venezolanos todos los días, gracias a sus amigos locutores de radio que leen sus "editoriales" todas las mañanas para que sirvan de luz y guía espiritual a la colectividad. Acto seguido, todos se alarman por los índices de criminalidad.
Pero para ir al fondo del asunto: ¿Por qué esa anécdota, precisamente? ¿Qué significa ingerir sangre humana? De antaño se cree que la sangre es portadora de la vida y atributos de la persona, por lo que en algunas culturas primitivas es un grave pecado derramarla al suelo. También es fama que los vampiros la toman para apropiarse de la vida de sus víctimas y prolongar la propia de forma indefinida. Probablemente ese no sea el caso de Petkoff, por lo que la pregunta obligada del periodista debió ser: ¿De dónde sacó litros de sangre humana para beberla, si estaba preso? ¿Tuvo que desangrar a alguien? ¿La facilitaría algún médico, contra toda ética? Pero estas especulaciones nos alejan de nuestro propósito.
La cuestión es que Teodoro Petkoff es capaz de cualquier cosa, hasta de hechos que son repugnantes para la naturaleza humana, con tal de engañar a otros y conseguir sus objetivos. Ese es el mensaje esencial, que deben copiar muy bien los guerrilleros colombianos en vísperas de su pacificación para tomar el poder por vía electoral y realizar el socialismo utilizando mecanismos democráticos.
MATE. Álvaro Uribe se encuentra ante una disyuntiva insoluble. Si vuelve a reelegirse, como parece ser su propósito o del Partido Conservador que le sigue, vulnera el principio de la alternabilidad en el gobierno, que es tan caro al modelo de democracia occidental, que debe promover. En cuyo caso, le daría la razón a Fidel Castro y a sus discípulos, que quieren destruirlo.
No parece que Álvaro Uribe vaya a desistir de una presidencia efectiva en aras de un lugar en la Historia, que nadie le garantiza que va a tener. Por lo que menos que un Washington, que renunció a un tercer mandato y fijo el límite de dos períodos en EE.UU., es más probable que asuma el camino de un Franklin D. Roosevelt, que intentó hasta un cuarto mandato, para morir sin cumplirlo y por quien se promulgó la XXII Enmienda, que prohíbe más de una reelección.
El argumento es el mismo: frente a la amenaza totalitaria que enfrenta es necesario un liderazgo fuerte y continuo. El problema es que con esto se estaría admitiendo que el continuismo es mejor que la alternabilidad, al menos en ciertos casos o bajo ciertas condiciones.
Lo que está en juego es el principio de la alternabilidad, que está siendo tan rudamente golpeado en todo el mundo. Si Álvaro Uribe se sigue reeligiendo con el argumento de que es un "buen gobierno" o que nadie lo puede hacer mejor, ¿Qué se le podrá objetar a gente como los Castro, Chávez, Mugabe, Kadaffi, Lukashenko y compañía, que dicen básicamente lo mismo? Hasta un canalla como Putin podría reírse internamente diciendo: "¿Ven? Todos somos iguales".
Quienes preferimos la democracia occidental como "el menos malo de los regimenes", deberíamos rogarle a Dios que Álvaro Uribe no se siga reeligiendo, como sus enemigos esperan que lo haga.
Origen:
Diario de América