Este es un artículo publicado en el Diario Expreso de Perú
Para poder desarrollar nuestros quehaceres es evidente que necesitamos tener un mínimo de libertad. Me explico, imagínese que alguien no encadena de pies manos. En esta situación cualquier labor que desarrollemos sería mucho más ardua que si no estuviésemos atados, además, nuestro rendimiento siempre sería menos. El símil nos sirve para ver la causa de la pobreza de muchos países de occidentes y Perú.
El Gobierno de Perú se obstina en encadenar a sus emprenderos y a la economía con absurdos trámites, impuestos y requisitos. Por más que el Gobierno nos alimente con subsidios o ayudas, los tributos al Estado siempre son mayores en términos netos. Este intervencionismo, las cadenas económicas, restan bienestar y capacidad de prosperar por nosotros mismos.
Si hemos aprendido algo de la historia, es que el Gobierno nunca nos ha hecho ricos, siempre nos lo hemos tenido que ganar nosotros. Para ver un poco las causas reales del deterioro económico sólo nos hemos de comparar con el resto de países avanzados.
Hagamos la comparación con aquellos países ricos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Según datos del Banco Mundial, los emprendedores en Perú necesitan hacer un 40% más de procedimientos administrativos que sus rivales internacionales, necesitan cuatro veces más de tiempo para montar un negocio, el coste de crear una empresa es seis veces superior y el coste de tramitar con todas las licencias, es seis veces superiores a la media de los competidores mundiales. En un mundo globalizado, así no se avanza.
Pero no sólo eso, además, el gobierno se obstina en dificultar la entrada de empresas extranjeras manipulando el empleo. Uno de los primeros factores que las empresas de fuera estudian antes de entrar en un país es el coste de despido. Si es alto, las grandes empresas buscan otros países. En Perú, el coste de despido triplica la media de sus competidores mundiales, lo que provoca que muchas grandes empresas no inviertan su dinero en el país ni creen lugares de trabajo. Además, el coste de contratación, de creación de empleo directo, es del doble que en el restos de países avanzados. ¿Cómo se puede llegar a un bienestar sostenible así?
Siempre oímos grandes palabras del Gobierno, pero no hay forma de avanzar. Perú no necesita falsas promesas ni ociosos políticos que viven de nuestros impuestos. Perú necesita libertad para que sus emprendedores creen empresas con la máxima facilidad reduciendo trámites y bajando drásticamente los impuestos. Perú necesita entrada de capital extranjero y para tal cometido sólo se han reducir procedimientos y agilizar el mercado laboral. Perú necesita que la liberen de sus cadenas económicas y dejen hacer a los emprendedores. En definitiva, Perú necesita Libertad.
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