Por Gustavo Kupfer
Durante los últimos años, hemos escuchado hasta el cansancio sobre la “bolivarización” de América Latina. En terminología chavista, la conversión hacia el nuevo socialismo o socialismo del siglo XXI. En lunfardo criollo, el neoprogresismo.
Más allá de utilización oportunista del difunto prócer colombiano, quien si se levantara de su tumba se cambiaría el apellido, poco se ha dicho sobre que implica esta nueva “ideología”. Y esta ambigüedad es más que funcional para quienes se han auto elegido como sus implementadores. Obviamente, en nombre de los pueblos que dicen representar.
Venezuela: Bolivarismo originario
El fallido golpe institucional y su posterior asenso por medios democráticos, le permiten a Chávez no tener que discutir la legalidad de su arribo a la primera magistratura. Pero allí se termina su apego a las leyes.
Es que este Mussollini latinoamericano, por estar parado sobre importantes yacimientos petrolíferos, se ha convertido en un importante impulsor del movimiento bolivariano. Una versión exacerbada del socialismo en efectivo. O en bonos.
Mientras que financia experimentos en el resto del subcontinente, algunos fallidos (Perú, México), los venezolanos ven escaparse las oportunidades para generaciones presentes y futuras. Pero esto no es un privilegio exclusivo de los venezolanos, tal como veremos.
Parado sobre la caja de PdVSA y al costo de haber bajado de manera más que temeraria la reinversión necesaria para asegurar su capacidad de extracción en el mediano y largo plazo, el gobierno venezolano ha decidido atacar de manera hasta ahora exitosa, los derechos más básicos. No sólo ha avanzado sobre la propiedad privada, al confiscar tierras que sus burócratas han definido como “improductivas” para entregarlas a sus seguidores, sino que ha terminado con el derecho de expresión, al silenciar de manera total toda posibilidad de opinión no oficialista, revocando la última licencia que no controlaba.
De manera paralela, la Asamblea Nacional delegó en el presidente todas las facultades legislativas que le son propias, convirtíendose así en superfluo la existencia de aquella. La institucionalidad venezolana, se convirtió en un eufemismo. Está claro que la justicia ya ha sido cooptada, quedando así el país hermano a merced del humor y las necesidades del dictador Chávez. Esto permite el manejo discrecional de la caja, ya sea aumentando las jubilaciones a menos de un mes de la reelección o la compra de bonos en países sin acceso a los mercados internacionales (Argentina), con la creación de proyectos de alto impacto marketinero y demandantes de importante cantidad de fondos aunque de resultados y/o viabilidad limitada, tales como el gasoducto sudamericano, el banco del sur y otros. Hoy, la única legalidad es el chavismo.
Bolivia: El aprendiz de brujo
Hace poco más de un año que Morales asumió la primera magistratura, con algo más de la mitad de los votos legalmente emitidos. Y desde el principio quedó claro que en nombre de la mayoría aborigen se justifica cualquier atropello. Es así que casi la otra mitad de los bolivianos ven amenazadas sus libertades individuales.
Si esto al menos sirviera para que aquella mayoría viva mejor, podríamos hablar de un plan progresivo de distribución, el cual de ninguna manera avalamos, pero a muchos bolivianos podría simpatizarles. Hasta que les toque ser parte de los que dan en vez de recibir, pero para ese momento ya sería tarde para cambiar. Pero no es el caso.
Este modelo sólo le sirve a algunos, que son “más iguales que otros”, generalmente funcionarios o amigos de estos. Tan es así, que a poco de nacionalizar el sector petrolero, hubo que cambiar al ministro de energía por corrupción. Poco después hubo que hacer lo propio con el presidente de YPFB (YPF de Bolivia). Ambos del círculo más cercano del presidente Morales. Finalmente, aparecieron en los 44 contratos que se habían mandado al Senado para su ratificación, condiciones contractuales distintas a las publicitadas a través de la prensa amiga, y más favorables para empresarios amigos y funcionarios.
Emulando a su maestro, buscó realizar confiscaciones masivas de tierras “improductivas”. Pero para no afectar a bolivianos, buscó tierras en la zona fronteriza. Y el presidente Lula le recordó que apropiarse de tierras de brasileros, no estaría exento de consecuencias, por lo que se debió congelar la medida.
Donde si seguir los pasos de Chávez tuvo mayor receptividad, fue en el intento de modificar la Constitución. Se convocó a una constituyente, en la cual si bien obtuvo la mayoría (55%) no logró el número mágico de los dos tercios, con lo que podría haber escrito la constitución que más le gustara. Debido a esto, intentó forzar la interpretación para obtener en la política lo que no logró en la elección. Por ahora deberá negociar con la minoría (45%) y de esta forma consensuar resultados. Salvo, que tal como veremos, use el estilo Correa y modifique las proporciones de la constituyente.
De todas formas, las instituciones bolivianas están en jaque desde el momento que se pretende redefinir de manera completa los poderes del estado e incluso forzar a una renuncia generalizada de todos los actuales funcionarios, para así lograr el control total de una sola vez, en elecciones adelantadas.
Ecuador: El novato, no tanto.
Recién asumido, el presidente Correa ya a logrado un record difícil de igualar. Dado que ganó las elecciones sin presentar candidatos para el Congreso, carece de representación allí. De tal manera, al querer forzar una aprobación legislativa de un llamado al plebiscito realizado días atrás, para convocar a una constituyente “originaria” al estilo boliviano, y ante un conflicto entre el poder legislativo y el Tribunal Electoral, hizo echar a 57 diputados de partidos opositores por no permitir a este tribunal a realizar la convocatoria, cuando la misma es potestad del Legislativo Nacional. Obviamente, no es preciso probar que sus respectivos suplentes fueron crematísticamente convencidos de votar distinto que sus antecesores.
Y para asegurarse tener la voz mas fuerte, convocó a una pueblada. Por lo que no sólo se llevó “puesto” al congreso sino al sistema representativo. Y las instituciones, bien gracias.
Argentina: La exégesis del progresismo
En casa no estamos mucho mejor. De hecho si no estamos peor es tan sólo porque el manejo político de la administración K ha sido tan malo, que no ha logrado revertir su 22% original.
Es por eso que, aunque le encantaría, aun no ha ido por la Constitución Nacional. Pero se han llevado puesta la Justicia, al cambiar totalmente la Corte, redefinir y copar el Consejo de la Magistratura y en consecuencia, poder acosar y amenazar a todos los jueces cuando los fallos no les resulten simpáticos. O las investigaciones, las autorizadas (vbgr. Caso Skanska).
Se han llevado puesto el Poder Legislativo, obteniendo tantas delegaciones, directas e indirectas (DNU), que en 2007 ya se ha definido que solo habrá dos sesiones por mes y cuando se acerque Octubre, ninguna. Y eso no modificará en nada la vida de los argentinos. No olvidemos que poco de lo aprobado en el 2006, no fue enviado desde la Casa Rosada.
Se han llevado puesta gran parte de la prensa al ahogar a todos los medios con pautas en los casos de los jugadores más chicos o negocios en el caso de los multimedios. Por lo que la voz opositora no controlada, se ha vuelto totalmente marginal.
Para callar a la izquierda setentista, de la cual dicen ser fieles representantes, los “duermen” con una visión parcializada de los Derechos Humanos. De esta forma buscan aplacar las ansias de revancha de algunos. Y con algunos cargos aplacan sus ansias más mundanas.
Para aquellos sectores empresarios que se avienen a apoyar al menos de manera pública la gestión de gobierno, se ha creado un presupuesto paralelo, sin control de ninguna clase, que administra dinero público a través de los fondos fiduciarios, dependientes del Ministerio de Planificación. Diezmo incluido. (A aquel libro de Verbisky “Robo para la Corona”, sería bueno reeditarlo, aunque habría que cambiar fechas y provincias de origen).
Pero aquellos sectores que no quieran o no puedan practicar el Kapitalismo, verán como se les crea empresas del estado competidoras, con exenciones impositivas que sacan toda competencia del mercado o bien se nacionaliza las empresa entregándolas a empresarios amigos. Quienes luego logran aumentos de tarifas.
Aunque la Constitución dice que este es un estado Federal, esto es sólo una expresión de deseo y aquellos gobernadores que no se alinean y no han logrado equilibrar sus cuentas, deberán arrodillarse ante el poder imperial. Y cuando hubo un cuadro mayoritario de presupuestos provinciales superavitarios, desde la Kapital se decretaron sucesivos aumentos de salarios de los distintos gremios de empleados públicos (docentes incluidos), de forma de volver a estar nuevamente en posición dominante. No sea cosa que alguien crea seriamente en el federalismo.
Finalmente, para toda la gente que debe votar por la necesidad y no por la convicción, se ha creado un sistema de reparto (antes de las elecciones solamente), de forma de comprar por un plazo fijo, las voluntades necesarias para poder continuar con el simulacro de democracia. Correctamente administrado, ese plazo será breve pero efectivo. Efectivo o especies.
La contracara es una presión impositiva tan alta que atenta cada vez más contra la recaudación. Esta, si bien de manera interanual sube nominalmente, si se le quita la inflación real y el crecimiento, veremos que no solo no sube sino que ha tenido incluso alguna baja. Lo que si sube y en términos reales (incluyendo inflación) es el gasto público. Claro que aun no hemos visto nada.
Conclusiones
Como podemos ver, las diferencias son tan solo de grados de avances pero de ninguna manera de fondo. En todos los casos donde la demagogia ha logrado instalarse, el objetivo final es el mismo: El control del poder. Y de manera absoluta.
Y este objetivo ni siquiera es parte de una corriente de pensamiento. Es más bien la única forma de asegurar la necesaria impunidad parar cometer los mismos latrocinios que acusan a sus adversario de querer cometer. Es que en la mente de un criminal, sólo hay una forma de pensar.
Así, la corrupción (caso Skanska/ Infinity), la digitación de licitaciones (tren de alta velocidad, centrales eléctricas, redes de alta tensión, gasoductos, etc.), la venta forzada de empresas a amigos del poder (Edenor, Aguas, Transener, etc.), subsidios a discreción (transportes), exenciones oportunas (Arsat), negocios varios (Sancor, Sol Petróleo, bonos, etc.), convierten a la administración de gobierno en una relación comercial entre corporaciones (políticos, empresas prebendarias, sindicatos), por fuera del mercado. Y dada la imprevisibilidad jurídica que genera, en la única forma de hacer negocios.
Los cambios en la educación, cuando la misma se da, son fundamentales. El estado omnipresente, buscará estar también en las mentes de los habitantes (a esta altura, ya no son más ciudadanos). Aun de manera forzada. Argentina implementa un Plan Federal, que pretende centralizar la currícula y así uniformar los mensajes. Venezuela acaba de hacer obligatoria la capacitación socialista de los trabajadores. Cuatro horas semanales.
Como consecuencia de este escenario, el aislacionismo internacional es más una necesidad que una opción. A excepción de la relación con aquellos otros países que buscan instalar sistemas políticos similares. Es que nadie serio va a invertir por estos lares si antes no puede asegurar los “contactos” necesarios para estar entre los que se sientan a la mesa y no los que tan sólo pelean por las migas que caen. ¿O que se derraman?
Quien quiera creer que la utopía socialista es posible, es carne de cañón para ser estafado por políticos corruptos. Es que sin controles, el ser humano tiende a ambicionar todo para si. Y el único control válido está dado por el correcto funcionamiento de las instituciones republicanas. Estos controles evitan que el progresismo sea sinónimo de “progreso del dirigente”.
Es el funcionamiento de estas instituciones, las que han logrado un relativo éxito en países como Chile, Brasil o Uruguay. Estos países aplican la misma ley a todos sus ciudadanos, sin importar en que bando estaban treinta años atrás. No buscan fundar un nuevo estado cada vez que asume un mandatario de signo distinto que el anterior. A los funcionarios nunca se les ocurriría poner como Sindico General a un familiar. Es más, prefieren a alguien de otro partido. Nunca avasallarían la propiedad privada. Defienden el derecho de opinar de sus propios opositores.
Y no lo hacen porque son mejores personas. A lo sumo son mejores ciudadanos. Pero básicamente, en un modelo de alternancia, quien hoy está en el poder, tiene seria probabilidades de ser opositor mañana. Quien no cree en la alternancia, no tiene ese riesgo.
Kirchner, Morales y Chávez han demostrado que son similares. En contraste, Lula, Bachelet y Vázquez, han demostrado una calidad superior, aun dentro del mismo espacio político.
Cualquier preferencia política es valida en la medida que se respete a TODOS los ciudadanos y no sólo a los que comparten la misma ideología. Las ideas que hoy recorren Latinoamérica son un sistema de acumulación de poder y de riqueza orientado tan solo a unos pocos.
Es responsabilidad de los ciudadanos evitar que le quieten sus derechos. Cuando los pierda, ya no habrá vuelta atrás.
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