mayo 29, 2007

Época de charlatanes


Por Jorge Valín


Mientras que los charlatanes siempre han sido proscritos en la sociedad, ahora son idolatrados por todos. La llegada de las elecciones municipales y autonómicas ha hecho aflorar esta especie. En este caso no nos venden la moto, sino el piso. Parece ser que el político que no ofrece varios miles de pisos no es nadie.Por ejemplo, Jordi Hereu, alcalde de Barcelona por el PSC, nos quiere vender y alquilar a precios de saldo 12.000 viviendas, los mismos que ha prometido la alcaldable okupa Imma Mayol (ICV-EUiA). CiU, unos 10.000 y ERC quiere poner 10.000 pisos vacíos en alquiler a modo de rebajas, un 10% más baratos que los del mercado. En Madrid, Alberto Ruiz Gallardón ha superado los records y promete dilapidar 1.800 millones de euros en vivienda para generar más de 158.000 pisos, 80.000 protegidos.
El problema de la vivienda no es nuevo y el PSC lleva casi 30 años en la alcaldía de Barcelona. Si la solución es regalar pisos, ¿por qué no ha hecho antes? ¿Tiene sentido que después de 30 años su lema electoral sea "nuevas ideas"? Están repitiendo lo de siempre y harán lo de siempre.
Lo que parece ignorar el votante medio es lo que no se ve económicamente de esta charlatanería. La vivienda empieza a bajar, y no sólo en España, sino en todos los países occidentales. No ha sido ningún político quien ha conseguido tal logro. Estas medidas que nos prometen, cuyo único fin es la compra de votos, sólo consiguen teledirigir la economía a caminos que no le convienen. España, y especialmente algunos lugares concretos, están teniendo buenos datos económicos gracias al sector de la construcción. Si la administración se dedica a vender pisos a precios por debajo de mercado, esto puede contribuir a acelerar un proceso bajista con las consiguientes pérdidas empresariales, proyectos incumplidos, quiebras y despidos de las empresas que trabajan en el libre mercado, especialmente las pequeñas.
Los políticos no harán bajar los precios dejando el resto de cosas iguales. Simplemente no pueden porque eso implicaría violar un sinfín de leyes económicas. Al intentarlo, sólo añaden un problema más a la economía y a la sociedad. ¿Es razonable seguir invirtiendo en un sector en su final de ciclo? Es la locura de un inconsciente.
España ha de huir de este tipo de producción y dejar que sea el mercado quien baje los precios liberalizando el suelo y eliminando leyes absurdas que sólo encarecen más los precios como la de no construir más de 5 plantas de pisos por bloque o dejar largas extensiones de zona verde. Las zonas verdes pueden ser muy bonitas, pero es mejor dormir en un piso que no verse obligado a pernoctar en una hermosa zona verde porque no nos llega el dinero ni para una triste habitación en alguna pensión cochambrosa.
Y cuando el impulso de nuestra economía, la construcción, se desinfle y todos los trabajos relacionados con este sector se pierdan, ¿qué prometerán los charlatanes? Seguiremos sin pisos y con una economía sin rumbo. Los niveles de productividad en España son preocupantes y esbozan un futuro no muy halagüeño. Han sido los políticos quienes han creado el germen de este desastre con sus promesas cortoplacistas, compra de votos y dinero barato.
Tal vez empieza a ser hora de que miremos más allá de la superficie y pensemos en la realidad. Los charlatanes nunca han hecho prosperar a ningún país ni han contribuido al beneficio de nadie que no sean ellos mismos. Si queremos alcanzar un cierto nivel de vida y mantenerlo después tendremos que ganárnoslo por nuestros medios y no exigiendo al Estado que robe a la comunidad para vivir a costa de ella. Los charlatanes siempre han sido parásitos para la sociedad; que ahora se hayan profesionalizado, vivan de nuestros impuestos y digan que lo hacen para nuestro bien no los convierte en nuestros salvadores. Siguen siendo nuestros verdugos económicos.
Fuente: Libertad Digital www.libertaddigital.com
Fuente: Instituto Juan De Mariana www.juandemariana.com
17/05/2007 -- Libertad Digital

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