En los actuales tiempos en la que la popularidad del presidente de la República Argentina ha comenzado su declive, producto de un menor crecimiento económico, aumento en el índice de inflación, atropellos sistemáticos y repetidos contra los derechos individuales, abuso de autoridad y negocios sospechosos no esclarecidos, sus partidarios y un grupo de
periodistas piden protección para el presidente, cuando se asoma el ocaso de su gobierno y califican de miserables y mal nacidos a quienes no comparten su política y metodología, o se niegan a prestarle su apoyo.
La destrucción de la institución presidencial es de exclusiva responsabilidad del señor Kirchner. Durante más de cuatro años ha gobernado a espaldas a los principios del orden constitucional, desconociendo las limitaciones y deberes que la Constitución le prescribe.
Su acción política ha sido exactamente opuesta a lo escrito en el preámbulo de la Constitución Nacional. El mismo preámbulo dice textualmente:
consolidar la unión nacional, afianzar la justicia, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros y nuestra posteridad...
Durante el transcurso de su gestión, el presidente de Argentina, no ha contribuido a la unión nacional de modo alguno, sino que ha intentado y conseguido dividir a la Nación, abriendo viejas heridas, reestableciendo causas fenecidas, y enfrentando a una parte de la población contra la otra.
No ha contribuido a afianzar la justicia, sino que ha buscado y consentido la venganza y el juicio por mano propia, en manos de pandillas y chusmas serviles a sus intereses, usando métodos típicos de los nazis y de los fascistas contra sus adversarios, o contra personas que tienen ideas liberales o de derechas, endilgándoles títulos ofensivos y pretendiendo incriminarlas de alguna manera, solamente por no pensar como él.
Ha destruido todos los códigos procesales. Ha extorsionado jueces que no fallan según sus intereses, y actuado y protegido a sus partidarios involucrados en los más aberrantes crímenes de terrorismo, asesinatos, secuestros de personas o extorsiones de cualquier índole y pretendido disfrazar esta parodia como defensa de los Derechos Humanos.
Para procurarse de justificaciones, se ha rodeado de abogados más cerca del crimen que de la ley, para crear jurisprudencia extraña al derecho y los principios universales del mismo, ha reducido los miembros de la Suprema Corte, de tribunales colegiados y del Consejo de la Magistratura , con la excusa de la economía y de agilizar la tarea de la justicia, pero con el propósito de facilitar su dominación o destruir al poder judicial, y eliminar a los jueces que no aceptan su prepotencia o desafíen su poder, y avanzar en todas las áreas del gobierno.
Ha perseguido y privado de su libertad a personas acusadas de crímenes que nunca han podido probar, y con la sola finalidad de influir en los resultados electorales.
Ha instruido a sus aliados en el Congreso, a negarle la juramentación a representantes elegidos legalmente por las provincias e impedirles el acceso a las cámaras legislativas, solamente porque no son su partido político, a la vez, ha puesto criminales protegidos por él, en el Congreso y el Gabinete, para protegerlos de los jueces por medio de inmunidad que gozan los funcionarios.
Ha sobornado a la prensa y usado fondos públicos para influir en los medios por medio de la propaganda, con el fin de oscurecer los negocios del gobierno, destruir los principios republicanos, y exigiendo a los medios clausurar programas para cerrar todas las vías donde pueda manifestarse la oposición.
No ha contribuido a consolidar la paz interior, sino que ha consentido el ataque físico a sus adversarios, permitiéndoles o consintiéndoles a los delincuentes destruir sus propiedades, influyendo perniciosamente en la justicia para que la acciones violentas de las pandillas sea independiente e inmune de la autoridad de los jueces y superior a ella; y obligando a sus víctimas a vivir marginadas del resto de la comunidad.
No afianza la defensa común, porque ha destruido a las fuerzas armadas y de policía, instigando persecuciones contra sus miembros, la mayoría de las veces sin fundamentos, mucho de los cuales no tienen vinculación alguna con un crimen. Ha desmantelado su equipamiento recortándole sus asignaciones financieras, y dejándolas indefensas e inservibles para el cumplimiento de su objetivo, asignándoles misiones extrañas y denigrantes a su naturaleza y finalidad, con el propósito de desmoralizarlas y desprestigiarlas, y las ha enfrentado al resto de la Nación, como si se tratase de enemigos que se deben eliminar y destruir. Para el logro de esta meta, ha nombrado como su Comandante en Jefe, a una de sus peores, infames e inmorales funcionarios.
No ha promovido el bienestar general. Porque es imposible el bienestar general en la comunidad, cuando crece la inseguridad, el saqueo, la violación de derechos ciudadanos, la desvalorización constante de la moneda que roba el producto y el ahorro de los buenos ciudadanos que se lo han ganado honradamente, u otorga consentimiento a las bandas de criminales y delincuentes que no son procesadas debidamente y gozan de su protección presidencial.
No asegura los beneficios de la libertad para nosotros ni nuestra posteridad, porque nunca en la historia argentina la libertad de los ciudadanos ha estado tanto en peligro como está ahora, por haber destruido las instituciones, acabado con la división de poderes, saquear los ahorros de los ciudadanos, e hipotecar el futuro con deudas contraídas a pagar por las próximas generaciones.
Ha manipulado los ahorros de millones de argentinos, para su vejez y los ha puesto bajo la jurisdicción del Estado, con el fin de someter a la población, hacerla dependiente de los funcionarios y manipularla con fines electorales.
Ha establecido alianzas con los más inmorales dictadores de América y de otras zonas del mundo, oponiéndose al mundo civilizado y con el propósito de extorsionar y hostilizar a otras naciones.
Un presidente que amenaza arreglar a patadas, los problemas originados fuera de la jurisdicción del gobierno, tal cual sus expresiones días atrás, después de los disturbios en la estación de ferrocarriles de Constitución, no es digna de un funcionario del más alto rango, ni constructiva de manera alguna, sino propia de un vulgar matón.
Ha usado el poder presidencial a su antojo y conveniencia. Ha mancillado el nombre de la Nación Argentina con conductas totalmente inapropiadas e indignas del presidente de una nación civilizada, y expuesto a millones de argentinos en vergüenza y humillación ante la comunidad internacional. Ha gobernado a la nación como si fuese su propiedad privada. Se ha negado a honrar los compromisos contraídos por la Nación con el extranjero y se ha negado a cancelar deudas en los tiempos y plazos establecidos, contando con fondos suficientes para cancelarlas; y haber empleado esos fondos para hacer demagogia, crear dependencia de gente respecto del gobierno, y usarla para sus intereses políticos.
Ha faltado gravemente el respeto debido a las demás naciones del mundo y a sus autoridades. Ha violado el protocolo, tratado con desdén e irrespetuosidad a altos funcionarios y personalidades, levantado acusaciones infundadas contra los estados extranjeros y calumnias contra sus autoridades.
Ha saqueado la riqueza producida por millones de argentinos honrados con impuestos confiscatorios, devaluando la moneda y posteriormente, ha distribuido como si fuese riqueza propia entre sus amigotes y partidarios, en nombre de la justicia social. Término engañoso para nombrar de otro modo a esta hipocresía, que siempre se ha llamado, robo, fraude o estafa. A cambio le devuelve insultos a quienes producen y pagan impuestos.
Ha violado repetidamente las autonomías provinciales, derrocando a los gobernadores que no se subordinan, y los ha extorsionado con el producto de los impuestos que le pertenecen a las provincias, distribuyendo los recursos a su antojo y conveniencia y negándoles el derecho a recaudar por si mismas, con el fin de someterlas. Ha enviado emisarios a las capitales de provincias, a molestar a los gobiernos de las mismas, entrometerse en los asuntos domésticos, fuera de su jurisdicción y sin competencia legal para decidir, en asuntos en que solamente las provincias tienen derecho a decidir por si mismas.
Ha intentado modificar por decreto constituciones provinciales y otras leyes, y amedrentado a los gobernadores a hacer nombramientos en sus jurisdicciones a los amigos y personas indicadas por él con el objeto de perseguirlos y controlarlos.
Ha transferido fondos públicos de la provincia de Santa Cruz al extranjero, que administra a su gusto y placer, sin rendir cuenta de los mismos y cuyo paradero se desconoce.
Ha tratado de entorpecer las sesiones del Congreso, convocando a sus miembros sin la suficiente antelación, para que los congresistas de la oposición no tengan tiempo de asimilar la información y formular preguntas, que podrían dejar al descubierto sus negocios y que probablemente no están capacitados para responderlas.
Por haber enviado a su Jefe de Gabinete a mentirles a los senadores, diciéndoles que los sobornos pagados por Skanka, son corrupción entre privados, y los hechos ocurridos después han demostrado que no es así. Que los sobornos son una defraudación fiscal, que todas las sospechas e investigaciones apuntan hacia sus colaboradores más cercanos, si no es que lo involucran directamente a él. Luego en pretexto de depurar la corrupción de su gobierno, ha removido a dos funcionarios en un acto que pretende simular transparencia; y en el decreto de remoción, ha mencionado el nombre de un fiscal que puede esclarecer los hechos de corrupción, mencionando en dicho decreto también una conversación coloquial entre el mencionado fiscal y su vicepresidente, con el objeto de apartar al fiscal que lo molesta, dejándolo fuera de jurisdicción por parcialidad, y exponerlo para que otras partes del juicio puedan recusarlo; y en definitiva bloquear y entorpecer cualquier investigación en su contra.
Para perpetuarse en el poder, pretende nominar a su esposa como candidata presidencial, sin elección interna del partido, con el propósito de gobernar en la sombra, evitar el desgaste, y cubrirse de los futuros pleitos judiciales que le esperan. Enviándola al extranjero a hacer campaña, hospedándose en lujosos hoteles, viajando en carísimos vuelos de primera clase, y luciendo carísimas ropas, sin rendir origen de los fondos para costear esos gastos.
En ninguna presentación en público, ha demostrado cordialidad y respecto a sus interlocutores. El griterío, la acusación, el insulto y el exabrupto parecen ser los únicos rasgos de su personalidad. No demuestra tener las mínimas normas de buena educación. Su comportamiento es similar a la cualquier necio inculto que vaga por las calles, totalmente alejadas e impropias del modo en que debe comportarse un presidente.
Ahora, activistas subversivos en otras épocas, derrotados en el campo de batalla por las Fuerzas Armadas, (que el Sr. Kirchner se ha empeñado en destruir) que hacen las veces de periodistas; amigos del señor Kirchner y diversos medios de prensa afines; buscan protección para el presidente, cumpliendo un papel contrario a su función de periodista: el de informar a la comunidad. Empleado prácticas de encubrir, callar, mentir, o falsear la realidad con el objeto de cubrirlo, apelando a la difamación o persecución de quienes se oponen, o por medio de los inspectores de impuestos contra quienes denuncien una felonía.
Si el señor Kirchner fuere el presidente de un país en serio como dice su eslogan, muchos de sus colaboradores, jueces y funcionarios nombrados por él, miembros de su partido que ocupan escaños en el Congreso, deberían estar encerrados en una cárcel, por los crímenes, atentados terroristas y extorsiones contra la vida de personas, en lugar de estar desempeñando una función pública.
Si fuese un país en serio, la gente respetuosa de la ley estaría segura, en vez de estar temerosa por ser gobernada por criminales que han ingresado en las diversas áreas del gobierno, casi todas ellas nombradas por el señor Kirchner. Ha liberado a criminales para que anden libres por las calles y a hecho que la población esté encerrada entre rejas.
Si fuese un país en serio, haría que Argentina honrase los compromisos adquiridos y cancele sus deudas. Procuraría establecer la ley y el orden, en vez de hostigar, sobornar y perseguir a periodistas, jueces, o líderes de la oposición.
Las personas racionales que habitan Argentina, no deben proteger a un ser tan nefasto y maniático, sediento de venganza y de poder, que muestra signos suficientes de no estar en su sano juicio, y cuyos seguidores quieren imponer un sistema de vida ajeno a las costumbres del pueblo argentino y del mundo occidental., cuyos calamitosos resultados hemos visto en los países de Europa oriental, la ex Unión Soviética, y de Asia.
Estas formas de vida autoritaria nunca han terminado bien. No han traído la felicidad para ningún pueblo de la tierra, sólo han permitido que las mafias se enriquezcan a expensas del pueblo tal como sucede en Rusia, Venezuela, Cuba, Coreo del Norte y otros tantos países. Ninguna nación de la tierra se ha hecho grande bajo el imperio de una tiranía, no existe ningún antecedente en el mundo que pueda demostrar esto. La libertad sin embargo tiene pruebas de sobra para demostrar que es el medio para conseguir la paz y el progreso.